Tomás Gómez
En resumen: el fentanilo es muy complicado de reconocer a simple vista. No tiene color, no tiene olor y ni siquiera sabor, lo que permite presentaciones como tabletas, sprays, caramelos y hasta gotas para absorberlo por los ojos.
De ese tamaño son las alertas que se encienden luego de que se detectara la primera banda trasegadora de la sustancia en el país.
Aunque la distribución inicial en Costa Rica se identificó en bares de Escazú y San José, no deja de preocupar su introducción en el sector farmacéutico según advirtieron las autoridades.
¿Cómo es el fentanilo?
“Es un líquido que no tiene color, que no tiene aroma y que muchas veces esas combinaciones ni siquiera se ven, por eso es tan fácil camuflarlo”, indica el Viceministro de Salud, Mario Urcuyo.
El experto señala también que se ha llegado al grado de ofrecerlo hasta en parches para absorción en la piel o en dulces.
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“La variedad es sumamente amplia y eso es lo que genera la dificultad de poderle dar trazabilidad a toda la distribución”, apuntó.
Fentanilo médico vrs. ilegal
El fentanilo está en el mercado desde la década de 1960 pero no fue hasta los años 90 cuando salió del ámbito médico para llegar al mercado de las drogas.
Pese a ello, la sustancia sigue administrándose médicamente, para lo cual hay estrictos protocolos.
“Hay controles desde que la droga viene hacia al país, hasta que ingresa”, detalló el doctor Urcuyo.
“Es una droga de prescripción que necesita recetario especial. Las dosis son controladas, tienen que estar firmadas por los pacientes”, agregó.
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El problema surge cuando se llega al consumo no administrado y además mezclado con otras sustancias ilegales.
En esa línea, el jerarca alegó que se debe tener cuidado con los lugares de adquisición de los medicamentos, pues podrían darse la introducción del componente.
¿Cómo reconocer un consumidor?
Para dimensionar el poder del fentanilo basta con saber que su potencia es de 50 veces mayor a la heroína, una de las principales drogas. Además, destaca su peligroso margen de adicción.
Países como Estados Unidos muestran el panorama crítico con las personas en condición de calle con una especie de “desconexión”.
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El efecto puede arrancar en euforia pero con el tiempo puede generar desde daños en varios órganos hasta impactos en la salud mental.
Además, suele acompañarse el uso ilegal del fentanilo con otras sustancias que animen o pausen al paciente, como un “equilibrio” de los efectos.
“Ahí es donde la situación se vuelve un poco más complicada”, cerró el jerarca de Salud.
