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Destrozos cuantiosos en un día infernal de incendios en Australia

(Batemans Bay, Australia). Los bomberos australianos siguen luchando contra el fuego este domingo mientras las autoridades hacen balance de la…

Por AFP

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Destrozos cuantiosos en un día infernal de incendios en Australia
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(Batemans Bay, Australia). Los bomberos australianos siguen luchando contra el fuego este domingo mientras las autoridades hacen balance de la última jornada de incendios forestales catastróficos que causaron “destrozos extensos” en varias zonas del país y elevaron el número de muertos a 24.

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Cientos de propiedades fueron destruidas y un hombre murió cuando intentaba salvar la casa de un amigo en unas condiciones extremas, entre las peores desde el comienzo de los incendios en setiembre.

En el sudeste del país, el cielo se volvió negro y llovieron cenizas sobre localidades aisladas.

“Estamos en territorio desconocido”, declaró Gladys Berejiklian, la primera ministra de Nueva Gales del Sur.

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“No podemos pretender que esto sea algo que hayamos vivido antes. No lo es”, dijo. Y advirtió: “Varios municipios que nunca experimentaron una amenaza de incendio forestal corren el riesgo de quedar completamente destruidos”.

Se declaró el estado de emergencia en el sudeste del país, la región más poblada, y el viernes se ordenó la evacuación de más de 100.000 personas en tres estados.

Temperaturas récord

El sábado Sídney batió un récord de temperatura con 48,9 grados en Penrith, un suburbio del oeste.

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La ciudad más poblada de Australia, con más de cinco millones de habitantes en su área metropolitana, está amenazada de cortes de corriente desde que el fuego destruyó dos postes eléctricos. Las autoridades han pedido a los habitantes que limiten el consumo eléctrico.

En Camberra, la temperatura ha alcanzado los 44 grados, según un portavoz de los servicios meteorológicos australianos.

Dada la magnitud de la crisis, el primer ministro Scott Morrison pidió el sábado el despliegue de 3.000 reservistas militares, para ayudar a controlar las llamas que ya han quemado un área equivalente al doble de Bélgica.

Un anuncio criticado por el jefe de los bomberos de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, quien dijo haberse enterado de ello por los medios de comunicación.

Este hombre, cara visible de los equipos de rescate en este estado, el más poblado de Australia, se declaró “decepcionado y frustrado”.

La reina Isabel II envió un mensaje de condolencia el domingo al gobernador general de Australia, según su representante en el país, en el que se declara “profundamente triste” por los incendios y da las gracias a los servicios de emergencia “que pusieron sus propias vidas en peligro” para ayudar a la población.

Diversas personalidades también han prometido o recaudado millones de dólares para apoyar a los bomberos y a las comunidades afectadas por los incendios, como la cantante estadounidense Pink, que tuiteó el sábado haber donado 500.000 dólares estadounidenses.

La misma cantidad que la actriz australiana Nicole Kidman. “El apoyo, los pensamientos y las oraciones de nuestra familia están con todos los afectados por los incendios en Australia”, escribió en Instagram.

“Donamos 500.000 dólares a los departamentos de bomberos que están haciendo y dando tanto en este momento”, afirma.

Las condiciones este domingo han mejorado algo, con aire más frío y algunas lluvias en Nueva Gales del Sur y el vecino estado de Victoria, donde los bomberos también lucharon contra un infierno provocado por el viento y rayos.

Esto permitirá a las autoridades intentar controlar los focos y evaluar los daños.

Pero algunas comunidades todavía estaban amenazadas por incendios fuera de control, en particular la ciudad de Eden y sus alrededores, en Nueva Gales del Sur, cerca de la frontera con Victoria.

“La visibilidad se redujo a unos 50 metros”, contó a la AFP John Steele, de 73 años, quien el sábado fue evacuado con su esposa de su propiedad en una zona rural al norte de Eden. “Del cielo caían muchos escombros y había mucha ceniza blanca. El cielo todavía está rojo”, indicó.