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Ceder ante sindicatos y gremios, afecta gestión política del Gobierno, dicen analistas

El gobierno de Carlos Alvarado se podría enfrentar a una crisis de gestión política que cala no solo en su…

Por Esteban Mata

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Ceder ante sindicatos y gremios, afecta gestión política del Gobierno, dicen analistas
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El gobierno de Carlos Alvarado se podría enfrentar a una crisis de gestión política que cala no solo en su credibilidad, sino en la percepción de control que pueda tener el Poder Ejecutivo sobre las riendas del país.

Así lo leen analistas consultados por El Observador, al repasar los hechos suscitados en las últimas dos semanas, cuando tres colectivos dispares pusieron en evidencia las carencias y lejanías con sectores importantes de la ciudadanía.

El Poder Ejecutivo, asediado por la urgencia de recursos frescos para mantener a flote el aparato estatal y acosado por las cifras históricas del 12% de desempleo, evidenció ” sus debilidades” frente a una movilización heterogénea, que reflejó, según el analista Sergio Araya, el mal manejo de temas sensibles para la población.

Estudiantes, traileros y pescadores, articulados, unos por sindicatos, dejaron en evidencia la ausencia de estrategias claras de comunicación y de soluciones concretas para sectores, que no por estar fuera del Valle Central, tienen menor músculo para descontrolar el país.

Si no que lo diga el sector empresarial de exportadores, que ya en una situación de emergencia, reunió a ocho cámaras productivas para alertar que los daños económicos por las protestas ascendía a los $10 millones.

OBSERVE MÁS: Exportadores reclaman al Gobierno inacció ante bloqueos

Los bloqueos en San Carlos y Limón provocaron pérdidas de productos de exportación.

El politólogo y analista Gustavo Araya sostiene que el Gobierno se concentró de forma tan exclusiva en el plan fiscal, que dejó de lado la gestión política, tanto en Casa Presidencial como dentro y fuera de la Asamblea Legislativa.

La foto que indignó a miles

Foto tomada del twitter de la primera Dama, Claudia Dobles.

Otro analista, Sergio Araya, politólogo y coordinador de proyectos del Área Política para Costa Rica de la Fundación Konrad Adenauer, considera que fue un “error del Gobierno la gestión y manejo de temas que golpean hilos de tensión de la sociedad”.

Uno de estos temas sensibles, en su criterio, fue la participación del Presidente en la marcha del orgullo LGTBIQ+, realizada el domingo 23 de junio, y donde Alvarado se permitió hacer suya la leyenda del manteado que decía a esta población que “nunca caminarás solo”.

Apenas tres días después, un grupo de pescadores enfurecido por no ser recibidos directamente por el presidente en Casa Presidencial, botó los portones de la sede del Gobierno.

A criterio del analista, este gesto, empoderó, no solo al grupo de pescadores, sino a los grupos y sectores de la población que se sienten fuera de la foto y de las prioridades del presidente de la República.

Articulados

Lo que siguió fue el resultado de una articulación de meses, donde grupos de presión que encontraron tierra fértil en el descontento de padres de familia con las políticas del Ministerio de Educación Pública, apoyados en el Congreso por diputados como Jonathan Prendas, y en el campo, por grupos como la Diócesis de Ciudad Quesada.

Apenas una semana antes de las protestas, dicha diócesis circuló un manifiesto en el que llamaba a los padres a no enviar a sus hijos a los centros educativos el 28 de junio, pues según decían se iba a realizar actos cívicos en torno al orgullo gay.

Paradójicamente, el Gobierno tuvo que pedir la renuncia al ministro de Educación Edgar Mora, ante las protestas de los estudiantes y traileros en diferentes puntos del país, y terminar solicitando la mediación de la propia Iglesia católica para frenar el conflicto y los problemas que representaban los bloqueos en carretera que se vivieron hasta este lunes en la madrugada.

Tanto los traileros, que exigían la salida de Mora, como los sindicalistas que se oponen a la regulación de las huelgas, y los estudiantes, esperan ahora a que el Gobierno resuelva sus peticiones y exigencias, de lo contrario, amenazan con volver a las calles.

Después de todo, coinciden analistas y críticos del Ejecutivo, esa fórmula ya dio resultados.

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