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“Era una bomba de tiempo”: vecinos de explosión en Cartago reconocen peligro en el que vivían

Hace una semana, a las 3:30 p.m., una explosión en una vivienda donde funcionaba una fábrica clandestina de pólvora cambió…

Por Hermes Solano

Tiempo de Lectura: 4 minutos
“Era una bomba de tiempo”: vecinos de explosión en Cartago reconocen peligro en el que vivían
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Hace una semana, a las 3:30 p.m., una explosión en una vivienda donde funcionaba una fábrica clandestina de pólvora cambió la vida de los habitantes del residencial Villas Sol en la Pitahaya de Cartago.

Murió el dueño de la vivienda y el lunes 3 de enero falleció una segunda víctima. Hay dos personas más heridas con quemaduras, que se mantienen en los centros médicos.

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El ambiente en el barrio es tenso, se vivió el fin de año con el dolor de perder a un vecino que catalogaban como “buena gente”.

Los vecinos también reconocieron que era una “bomba de tiempo”. La mayoría sabían del oficio del dueño de la vivienda. Incluso algunos afirman que desde hacía 18 años se dedicaba a fabricar pólvora.

“El error de él fue trabajar en el lugar equivocado”, contó un vecino, quien prefirió no dar a conocer su nombre.

Parece que todo el mundo sabía que en esa vivienda se fabricaba pólvora.

Otra vecina relató a El Observador que ella había denunciado la situación, pero nunca hubo respuesta de las autoridades.

Asegura que incluso los mismos policías llegaban a comprar pólvora.

“Yo había denunciado, pero de qué vale, si hasta las mismas autoridades tapan todo, vea que dijeron que nunca habían recibido denuncias”, aseguró.

Tras la tragedia, al Fuerza Pública indicó que revisando la base de datos no tenían registro de denuncias sobre la fabricación o venta de pólvora en el lugar.

Días duros

“Ese día me costó dormir”, contó un vecino. “A todos nos costó”, respondió otra de las personas presentes en un negocio cercano al lugar de la explosión.

Según indicaron, Alberto – el fallecido dueño de la vivienda – tenía una buena relación con la mayoría de la gente.

“Era una persona amable, educada, humilde, por eso estamos tan dolidos”, contaron.

El día de la tragedia, tras la explosión inicial, una de las personas corrió a la vivienda, logró abrir el portón y permitió que una mujer y una bebé salieran de la casa.

Detrás de ellos venían los tres heridos con quemaduras en sus cuerpos, uno de los cuales ya falleció.

Inhabitable

La onda expansiva de la explosión alcanzó 75 metros a la redonda y generó daños en viviendas y negocios aledaños. El cuerpo de Bomberos encontró gran cantidad de unidades de cuartos de dinamita.

Muchas de las casas y negocios afectados ya cambiaron los vidrios quebrados.

Mientras tanto, en las casas que estaban junto a dónde se dio la explosión las cosas son distintas. En una de ellas ya estaban realizando reparaciones. Ahí se encontraba quien alquilaba la vivienda, pero no quiso conversar con este medio.

La otra está totalmente inhabitable. El dueño Ibrahim Campos llegó esta mañana a revisarla. Ahí vivía con sus padres, esposa e hija.

Vidrios quebrados, puertas arrancadas, cielorraso caído, así como tuberías dañadas y sin electricidad.

Según Campos, en el momento de la explosión estaba su madre, su hermano y una sobrina que estaba de paseo.

“La casa quedó inhabitable. Mis papás se quedaron en un apartamento a la par de la casa de mi abuelita y yo donde mi suegra”, contó este hombre, que está a la espera de que el INS abra sus oficinas.

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Escombros

La vivienda donde se dio la explosión permanece cerrada, inhabitable, con muchos daños y un perro que dejaron en el corredor y ahí pasa día y noche.

“Le vienen a dejar comida”, finalizó la vecina.

En la acera hay una gran cantidad de escombros que se mantienen ahí desde la semana anterior, una de las cosas que reclaman los vecinos, porque la Municipalidad no se los lleva.

Incluso este martes un habitante de la calle se acercó y se llevó un microondas viejo, un rótulo y una varilla de metal.

La tragedia del 28 de diciembre en este barrio cartaginés sigue presente en los vecinos, todavía con el dolor de las pérdidas humanas y la incertidumbre por las pérdidas materiales.