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Popcorn506 para El Observador
La oferta de entretenimiento ha aumentado tanto en los últimos años que, como era de prever, no llegamos a todo. No llegamos a ver todo lo que merece la pena y, en lo que nos corresponde aquí, no llegamos a escribir sobre todo lo que nos gustaría recomendar.
Y este fue el caso de Foundation, serie que lleva a la pantalla la gran obra de Isaac Asimov, el jefe de la ciencia ficción del siglo pasado.
Foundation no es una obra cualquiera. Es la obra de referencia de uno de los escritores más influyentes del último siglo y, probablemente, el más apreciado dentro de los creadores de ciencia ficción dada la magnitud de su obra en todos los sentidos.
Pero es que Foundation, además, es algo especial que no se queda en una historia meramente original. Es, en total, un conjunto de 16 novelas que conforman una de las obras más ambiciosas jamás escritas y que, tal vez por su altura y relevancia, estaban pendientes. Y, en parte, lo entendemos.
La adaptación
Los que hemos leído algo de Asimov y conocemos esta saga, sabemos lo complicado que es, simplemente, pensar en adaptar estos universos a un medio como el de las series.
No porque se carezca de medios técnicos y económicos, sino porque el estilo, el tono y el contenido de Foundation es muy exigente, para muchos demasiado intelectual.
Sobre todo porque las historias que funcionan bien en un medio no siempre lo hacen bien en otro, aunque se adapten por expertos y conocedores.
En la pantalla son necesarias otras cualidades para funcionar y enganchar con el público y, como estamos viendo desde hace décadas, es más fácil triunfar con un poco de amor y de acción que sin ellos.
Técnicamente impecable
Precisamente, la acción y el amor no son lo más abundantes en Foundation. Pero los seguidores de Asimov y de esta saga ya lo saben, y los aficionados a la ciencia ficción más pura, asumen esas ausencias para apreciar todos los valores positivos con los que cuenta esta producción.
El primero, aunque no tiene por qué ser siempre positivo, es la gran apuesta económica que han hecho los productores. En este caso, Apple, que es la plataforma que ha abordado uno de los retos más exigentes y apasionantes en la historia reciente de la televisión.
Técnicamente, Foundation es una de las series más impecables que podemos recordar de los dos últimos años, y esto es especialmente relevante ante una obra original que así lo demandaba. Porque, claro, quién se iba a conformar con una Trántor o un Términus de cartón piedra.
El reparto también está a la altura, con nombres que, con solo escucharlos, despiertan el hambre seriéfila. Hablamos de gente del nivel de Jared Harris, Lee Pace o Lou Llobell, que es todo un descubrimiento y a la que, por nuestra parte, apuntamos en esa página privilegiada de actrices favoritas.
Subirse a la nave
Como habíamos dicho al comienzo, no hablamos de Foundation el año pasado y tratamos de reparar esa falta haciéndolo ahora, cuando su segunda temporada está arrancando y manteniendo el nivel de la primera.
Es el momento perfecto para subirse a la nave, de una serie que, avisamos, no es consumo pasivo ni apta para todos los públicos. Pero si eres de esos espectadores de paladar exigente o ávidos de historias que requieren de una mayor atención y dedicación, puede que estes descubriendo la serie perfecta.
Además, es una serie muy bonita de ver. La fotografía es excelente y los escenarios en los que se sitúan los conflictos y conversaciones dan todo el juego del mundo para que así sea.
Eso sí, de la misma manera que avisamos de que no es la serie indicada para los que buscan un entretenimiento superficial, también queremos dejar constancia de que los lectores más puristas van a encontrar determinadas modificaciones con respecto a la obra original que pueden no gustar.
Pero, amigos, esto es televisión de alto estándar, casi cine, y hay elementos que no resisten la adaptación sin, a la vez, adaptarse ellos mismos. Sí, lo mejor es que los elementos espectadores también se adapten, pero esa es otra guerra que, de momento, no queremos librar.
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