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La operación en el hospital Al Shifa y el acceso de combustible a Gaza: la doble cuenta atrás en la que entra el conflicto

Según Hamás, más de 11.500 palestinos han muerto desde que comenzaron los ataques de Israel.

La operación en el hospital Al Shifa y el acceso de combustible a Gaza: la doble cuenta atrás en la que entra el conflicto
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El de Al Shifa es el principal hospital de la ciudad de Gaza. He estado allí muchas veces. Ocupa una gran superficie, por lo que numerosas personas en la Franja acudieron en busca de refugio y acamparon en sus instalaciones, al considerarlas una zona segura.

Ahora se ha convertido en un símbolo de la yuxtaposición de la guerra: la invasión israelí de Gaza que ha causado grandes pérdidas y daños, en contraste con la urgente crisis humanitaria dentro del hospital.

Los israelíes insisten mucho en que, además de sitiar al mando militar de Hamás, han llevado combustible y equipos de incubación, ya que se ha dicho que algunos bebés prematuros en el hospital tuvieron que ser sacados de sus incubadoras.

Sin embargo, el problema no es la falta de incubadoras, sino la escasez de combustible.

Hasta el miércoles Israel no había permitido la entrada de carburante a la Franja de Gaza bajo el argumento de que Hamás lo robaría y lo utilizaría.

Ahora se ha permitido la entrada de unos 23.000 litros de combustible, pero solamente para el repostaje de los camiones de la ONU.

Naciones Unidas alega que el suministro solo cubre una fracción de lo que se necesita para las operaciones humanitarias, y sigue prohibida la entrada de combustible para hacer funcionar los generadores en hospitales y en instalaciones de agua y saneamiento.

Israel asegura que Hamás tiene reservas propias de combustible y que debería utilizarlas para los generadores que abastecen el sistema eléctrico del hospital.

Muchos hilos se entrelazan en torno a lo que sucede hoy en el Hospital Al-Shifa, pero eso no es toda la guerra: el conflicto continuará una vez que concluya esta operación en particular.

Al mismo tiempo, en los últimos días hemos visto cómo se endurecen las posiciones internacionales sobre la ofensiva israelí, así como cambios en el tono de los discursos de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

Esto se resume en lo que afirmó el pasado fin de semana el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken: han muerto “demasiados” civiles palestinos.

El hospital Al-Shifa concentra en sus terrenos campamentos provisionales de refugiados. REUTERS 

Doble cuenta atrás en marcha

Los israelíes sabían que este cambio se iba a producir porque replica el patrón observado muchas veces antes en las operaciones militares de Israel. Hablan de una doble cuenta atrás que existen en cualquier operación.

Una es la militar: cuánto tiempo necesitan para lograr sus objetivos militares.

La otra es diplomática: durante cuánto tiempo tiene Israel legitimidad para llevar a cabo su operación antes de que sus aliados digan: “Ya han matado a suficientes civiles, tienen que parar ahora, por favor”.

Israel considera que, dado el enorme número de víctimas en los ataques de Hamás del 7 de octubre, cuenta con más tiempo de lo habitual, y creo que por ello ha utilizado -como reflejan las cifras de víctimas en Gaza- mucha mayor fuerza que en el pasado.

He observado estimaciones que sugieren que las Fuerzas de Defensa de Israel seguirán igual durante un par de semanas más, pero pienso que sus aliados están reuniendo esfuerzos para anunciar que es necesario cambiar la naturaleza de la operación militar.

Esto no se traduce necesariamente en un llamamiento a que esta se detenga y ciertamente todavía no hemos escuchado una petición firme de alto el fuego por parte de los gobiernos británico o estadounidense, principales aliados de Israel.