Marco Marín
El debate sobre acciones para alcanzar la equidad de género y mejorar la movilidad urbana se ha intensificado en los últimos años en el país. Parecieran temas ajenos. Pero deben manejarse de la mano: incluir la visión de género en las políticas sobre transporte público.
Esta semana, se discutió el camino para lograrlo. Expertos y autoridades participaron en el foro “Seguridad de las mujeres en el transporte público”, como parte de la reunión previa de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la PreCOP 25.
Liza Castillo, asesora del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), destacó el papel fundamental de la tecnología, tanto para ofrecer nuevos recursos, como en la recolección de datos.
No obstante, urgió a experimentar ya con nuevos métodos. La especialista destacó la importancia de intentar nuevos sistemas, a pesar de que puedan tener distintas aristas para trabajar.
“Hay que trabajar en muchísimos datos. No hay una sola solución. Es un problema sistémico, cultural, pero que también tiene medidas que se han implementado en otras partes del mundo, dando resultados activos. Tenemos que probar y medir esas soluciones.
Las principales reformas en materia de transporte y materia urbana son a través de propuestas puntuales, incrementales y medibles. Eso quiere decir que también hay que trabajar en la experimentación. Atrevernos a hacer las cosas”, enfatizó.
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Extender protocolo
Castillo mencionó a El Observador dos medidas que podrían tener un impacto positivo, tanto para mitigar el problema de violencia contra las mujeres en el transporte público, como para generar mejores políticas públicas
- 1. Replicar protocolo contra el acoso
La experta en temas de movilidad señaló que se podría extender la aplicación del protocolo de acoso callejero empleado por la Fuerza Pública, a la Policía de Tránsito y los conductores de vehículos de transporte público.
La opción podría reducir las situaciones de peligro, mientras se desarrollan otras alternativas. Una de esas sería crear una aplicación tecnológica de “botón de pánico”, que envíe un mensaje de alerta a las autoridades, con la información de la víctima y la ruta en la que se desplaza.
- 2. Uso de contadores electrónicos
Por otro lado, Castillo criticó que no se utilizan los contadores electrónicos de los buses para las políticas sobre transporte público. Lamentó que no se ofrezca una una visión más integral del usuario, ya que lo reduce a un número
“No te dice si es una mujer, un joven o una adulta mayor. La gestión es importante y cómo esos datos son accesibles para los usuarios, para los planificadores y la academia. Hay un desfase con las necesidades actuales”, añadió.
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Revelador estudio
La intención no es nueva. El año pasado, el MOPT en colaboración con la agencia Cooperación Técnica Alemana (GIZ), realizó el estudio “Análisis de Género del sector Transporte en Costa Rica”, con el objetivo de formular soluciones.
Se investigaron las condiciones actuales de acceso y uso de los sistemas de transporte, desde una perspectiva de género. Castillo agregó que además se incluyeron las percepciones de la población LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transgénero, Intersex).
Los resultados reflejan las deplorables experiencias de las mujeres en el transporte público. Es aún más grave, pues el principal medio de transporte público utilizado por las mujeres es el autobús.
Las usuarios entrevistadas aseguraron que la inseguridad en paradas y trayectos es el principal riesgo. Afecta más a las mujeres que a los hombres. A pesar de la vulnerabilidad, la participación de mujeres en cargos de toma de decisiones en este sector, es escasa o nula.
Aún así, la inseguridad impacta a todos. Ante la pregunta sobre seguridad en las paradas de bus, hombres y mujeres, señalaron el problema en niveles similares: 59,2% y 63,2% respectivamente.
Los números sí variaron de forma considerable al hablar sobre la seguridad durante el trayecto. En hombres la cifra cayó al 42,8% mientras que entre las mujeres fue de 55,7%.
La principal queja de los usuarios es que el desplazamiento de un lugar a otro es lento (72,7%). Además un 57,7% aseguró que los horarios no se cumplen o son insuficientes.
Las encuestadas también apuntaron que dependen del bus, “por carecer de otra opción más favorable”, al tomar en cuenta otros factores como precio y tiempo.
El estudio también critica la ausencia de tecnología, para el proceso y análisis de datos en el desarrollo de políticas públicas.
Énfasis en género más allá de críticas
Liza Castillo explicó que es necesario hacer hincapié en la visión de género, en vez de hacer eco de las críticas a las iniciativas. Esta semana, en redes sociales llovieron cuestionamientos a la campaña del MOPT, para anunciar el evento en la PreCOP 25.
En las imágenes, se muestra a una mujer, con su nombre y un comentario positivo acerca de la seguridad en el transporte público tico. La publicidad fue compartida por la página en Facebook del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu). Pero muchas usuarias señalaron que esa no es la realidad.
La campaña también suscitó burlas ya que, algunas de las imágenes, no corresponden a Costa Rica.
“Se usaron fotografías alusivas a otras latitudes porque, dentro de la lógica del evento, también había casos internacionales. En todas estas campañas, se puede mejorar. Este trabajo se hizo con mucho cariño y mucha seriedad”, argumentó la asesora del MOPT.
Castillo agregó que la movilidad en el país está cambiando. “Tanto el MOPT como el Inamu, hoy están entendiendo que tenemos que trabajar políticas públicas, en materia de equidad”, concluyó.
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Marco Marín
Las experiencias trascienden a los resultados. Tomar el camino menos transitado siempre hace la diferencia y los errores duelen menos cuando seguimos nuestro instinto. En lo periodístico, las palabras solo son herramientas pero, utilizadas adecuadamente, dan sentido a nuestras vidas. En síntesis: compren el tiquete, ajusten el cinturón de seguridad y disfruten del viaje.
