Portada

¿Qué es un “troll” y hasta dónde llega su responsabilidad legal?

En las últimas semanas la palabra “troll” (o trol, castellanizada) ha acaparado los titulares de las noticias en Costa Rica,…

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
¿Qué es un “troll” y hasta dónde llega su responsabilidad legal?
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

En las últimas semanas la palabra “troll” (o trol, castellanizada) ha acaparado los titulares de las noticias en Costa Rica, en especial, las vinculadas a la Ministra de Salud y al Presidente de la República.

Popularmente se conoce como troll a un personaje que participa activamente en las redes sociales con el fin de provocar discusiones entre miembros de la audiencia.

La connotación suele ser negativa, porque este tipo de personajes -generalmente ficticios- son utilizados para provocar la polarización ideológica.

¿Tienen los trolles una conducta delictiva o comete un delito quien los crea? En resumen: generar un personaje en redes sociales no es delito e incluso, según el uso que se le brinde, puede ser inclusive ventajoso para otros. El problema surge cuando a esos perfiles se les empieza a dar un uso negativo.

“El Código Penal costarricense no sanciona penalmente la utilización de cuentas en medios sociales con personajes ficticios con el fin de realizar ataques a adversarios políticos, favorecer a un candidato o la manipulación de la opinión pública”, señala Adalid Medrano, experto en la materia.

OBSERVE MÁS: Así es como las ‘fake news’ ganan cada vez más terreno

Destacó que incluso un seudónimo puede ampliar la libre expresión. A manera de ilustración, alguien podrían publicar una denuncia u opiniones sin ser afectado en su trabajo.

Sin embargo, un abuso o mal uso de esa figura sí puede generar problemas.

Según los contenidos que lleguen a tenerse en dichos perfiles, incluso podrían configurarse eventuales delitos como suplantación de identidad, publicaciones comunicaciones privadas o datos personales sensibles, entre otros.

La propia ley reserva una excepción y es que no se castiga la publicación de comunicaciones o documentos privados cuando la información tiene interés público.

El experto resaltó que pese al avance tecnológico, este tipo de delitos sí es perseguible, incluso desde el extranjero.

“En los casos que se cometa un delito informático por parte de estas cuentas falsas es posible utilizar las herramientas procesales y de cooperación internacional para investigar estos delitos”, explicó.

Trolles para todo

La aparición de troles se remonta a las bromas que hacían las personas que apenas empezaban a familiarizarse con el Internet, cuando cometían algún error.

Más de tres décadas después, el “trolleo” sigue apareciendo algunas veces en tono humorístico, pero ha derivado también en decenas de perfiles con los más diversos fines.

Según la intención de quien los usa o los paga, se promueve elevar o invisibilizar temas; posicionar versiones, molestar o beneficiar o dañarle el perfil a personas o empresas.

En general, los analistas han agrupado sus parámetros en ámbitos como:

  • Humillación: se concentra en ataques, muchas veces falaces que van desde palabras hasta imágenes tergiversadas, montajes o memes.
  • Repetición: coloca de manera reiterada el mismo mensaje, sin mayor análisis, de manera que hace ver un solo tema como una posición general.
  • Acoso: recurre a la exposición de la víctima. Abarca desde los ataques hasta la exhibición de información sensible como una dirección, un teléfono, etc.
  • Técnico: a partir de criterios profesionales desarma o defiende otra posición.
  • Suplantación: basa su perfil virtual en la identidad de otra persona, con sus imágenes e informacíón.
  • Imposición: tienen el perfil de “opinador”. Una vez que planta su visión de un tema la emprende contra toda disidencia.
  • Manada: no desarrollan publicaciones específicas pero a partir de sus “likes” o presencia logran inflar cuentas o movimientos.

La figura del “troll” proviene de la mitología escandinava. Ahí aparecían como seres inadaptados que generaban temor porque podían desaparecer a las personas. (Tomado de Freepik)

Máquina del odio

Con las redes sociales sirviendo de megáfono, no hay filtro para los temas que pueden posicionarse.

El fenómeno es global e incluso se ha alertado sobre los alcances que puede llegar a tener sobre la democracia. Como ejemplo, tras las Elecciones Presidenciales de Estados Unidos de 2016 se develó que hubo influencia rusa mediante una penetración de redes sociales.

También está el caso del régimen sandinista en Nicaragua, al que Facebook le desmontó una “granja de trolls”; que se alimentaba en contra de los opositores una vez que estalló la crisis política del 2018.

“La compañía dio a conocer que eliminó 937 cuentas de Facebook, 140 páginas, 24 grupos y 363 cuentas de Instagram como parte de dicha red nicaragüense. Además, afirmó que la operación se extendía a una red de blogs, sitios web y activos de redes sociales en TikTok, Twitter, YouTube, Blogspot y Telegram”, publicó la Voz de América en aquel momento.

OBSERVE MÁS: Ciudadano presentó recurso de Amparo basado en “fake news” que circuló en WhatsApp

Para el caso costarricense, los llamados de atención se han hecho por la detección de discursos de odio. De paso, se ha alertado que cada ciclo electoral agrava la situación.

Así lo señaló, por ejemplo, Naciones Unidas en su último estudio de discursos de odio en redes sociales en Costa Rica.

Según los hallazgos del mismo, la campaña política del 2022 “potenció el crecimiento de los discursos de odio y discriminación”. Agregaron que en un solo año los mensajes de odio crecieron un 71% en el país y que el 77% de las publicaciones analizadas “tienen la intención directa de generar odio y discriminación”.

La política, el sexo y la nacionalidad siguen constituyéndose como los principales detonantes de los ataques.

“La mayoría de conversaciones con lenguaje discriminatorio que se generan en el país están relacionadas a política, orientación sexual y discriminación de género. Durante el período anterior, las principales temáticas fueron xenofobia, discriminación de género y orientación sexual”, cerró el estudio.

Comparecencia legislativa

Alberto Vargas, más conocido como Piero Calandrelli, el troll que recibió dinero de la ministra de Salud, Joselyn Chacón, comparecerá este miércoles en la Asamblea Legislativa.

El troll tendrá audiencia en la Comisión investigadora sobre el financiamiento de las campañas políticas de 2022 a partir de las 8:15 a.m.

Así lo confirmó la diputada Vanessa Castro del PUSC, ante consulta de El Observador.

Temas: