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The Dig

@Popcorn506 para El Observador Netflix sigue demostrando mucho músculo durante este año de pandemia. Seguramente, su capacidad de producción y…

Por Berlioth Herrera

Tiempo de Lectura: 3 minutos
The Dig
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@Popcorn506 para El Observador

Netflix sigue demostrando mucho músculo durante este año de pandemia. Seguramente, su capacidad de producción y su poderío sería igual de fuerte con las salas de cine abiertas y los grandes estudios a pleno funcionamiento, pero esta situación les ha dado mucha más relevancia a las películas producidas por la “N” roja. The Dig, estrenada hace tan solo unos días, es un ejemplo perfecto de ello.

En ella, se cuenta la historia del hallazgo arqueológico de Sutton Hoo, acontecido a finales de los años 30 del siglo pasado. Edith Pretty (Carey Mulligan) y Basil Brown (Ralph Fiennes) encarnan a la viuda y al arqueólogo protagonistas de aquel suceso histórico a las puertas de la guerra, y son, en realidad, la clave que mueve la primera mitad de la película.

En la segunda, la historia se dirige más hacia la trama romántica en la que aparece Peggy Piggott (Lily James), y aquí la película se convierte en una cosa completamente distinta, con un cambio que le hace virar hacia un rumbo muy diferente.

Para empezar, hay que decir que esta es una película muy diferente a las que más frecuentemente comentamos en este espacio. Alejada completamente de cualquier atisbo de acción, intriga o efectos especiales. The Dig es una producción tranquila, reposada y especialmente dirigida para los amantes del arte, de la fotografía y de la historia.

El arte, en esta película, se ve principalmente en la mano elegante del director, Simon Stone, que sabe llevarnos de un modo muy dulce y sutil a través de esos escenarios en la campiña inglesa. Se aprovecha de una fotografía íntima, cálida y muy acogedora. A pesar de que no es un director con mucha trayectoria, ha sido capaz de desenvolverse del mejor modo con unos actores de primer nivel y con un presupuesto que a muchos otros se le quedaría grande.

El guión, sobre todo en esa parte inicial, es la base perfecta para este planteamiento, en el que se nos va abriendo una historia de amistad, al igual que se abre la luz y como también se abre la amistad.

Aquí es donde podemos ver también la calidad interpretativa de Carey y Ralph. Son dos actores muy talentosos. A pesar de que no se corresponden tanto en términos generacionales, la química que consiguen en esta película es suficiente y digna de mención. Probablemente, el trabajo de esta pareja de actores sea lo más destacado de la película y, aunque parezca difícil, lo que consigue sostenerla a un nivel que, de otro modo, podría haber resultado muy tedioso.

Todo esto que vamos comentando de su carácter cálido y entrañable se ve impulsado por una excelente puesta en escena visual, en la que los elementos del diseño de producción resultan de verdad de muy alta calidad. Estamos ya en un punto en el que resultaría imposible distinguir este tipo de producciones destinadas a un estreno doméstico, en el sentido estricto de la palabra, con las clásicas películas dirigidas a las salas comerciales.

En resumen, esta va a ser una de esas películas que, poco a poco, va a ir permaneciendo en el catálogo de Netflix. Nos referimos a que va a ir sosteniéndose en un lugar notable, no solo por contar con un buen reparto, sino por su producción consistente y porque es una película adecuada para todos los públicos y, prácticamente, todas las situaciones.