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The Fabelmans: candidata al Oscar

Popcorn506 para El Observador Nos sentamos a hablar de The Fabelmans y la sensación es un poco complicada de describir….

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The Fabelmans: candidata al Oscar
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Popcorn506 para El Observador

Nos sentamos a hablar de The Fabelmans y la sensación es un poco complicada de describir.

Primero, porque es una película con un ligero toque de despedida, de epílogo. Luego, porque parecen las memorias de alguien al que, esperemos, le quedan todavía unos años de vida y, sobre todo, unos años para hacernos disfrutar.

Y es que, aunque The Fabelmans nos cuente los recuerdos de un pseudo Spielberg joven, también nos habla de los sueños de un adolescente.

También del modo en el que la familia influye en él y de cómo hay gente alrededor que, con mayor o menor voluntad, determina el devenir de las personas.

Un poco de la trama

Sammy Fabelman es un niño de familia supuestamente normal de los Estados Unidos de los años cincuenta.

Con un padre que se dedica a la informática, algo muy vanguardista en aquellos años, y una madre con unos talentos artísticos verdaderamente admirables, el niño se aficiona a grabar películas con una pequeña videocámara casera.

Graba todo lo que tiene delante y empieza a conocer algunos pequeños secretos sobre el lenguaje del cine, que cada vez le apasiona más.

Pero, revisando sus piezas, descubre un secreto familiar que condicionará su vida de ahí en adelante.

The Fabelmans

El sabor de boca que deja

Si tuviéramos que definir el sabor de esta película podría ir desde lo amargo a lo salado, aunque el regusto que deja al final es bastante dulce.

No se puede obviar que, a pesar de no ser un título destinado al entretenimiento más directo, como sí lo fueron otras películas de Spielberg, sigue desprendiendo ese aroma a cine entrañable.

Tal vez por su toque particular para crear películas, historias y personajes a las que les cogemos cariño después de un simple visionado.

The Fabelmans

Personaje adorable

Eso es lo que nos sucede con Sammy, aunque es cierto que, sin la labor propia del actor, Gabriel LaBelle, cualquier esfuerzo habría sido inútil.

Pero sí, el personaje de Sammy tiene muchas de esas características que lo hacen adorable por parte del público y, además, un añadido como el de imaginar ahí al pequeño Steven.

Aparte de él, hay dos actores que enganchan a la cámara cada vez que salen, y salen muy a menudo.

En primer lugar, Paul Dano, que encarna al señor Fabelman con una naturalidad y suavidad que, de tal manera parece un personaje que hayamos conocido alguna vez en nuestras vidas.

Y en segundo, sobre todo, la fantástica Michelle Williams, que desprende ese encanto tan natural que seguramente posee (todavía no lo hemos conocido personalmente) y que roba las miradas en muchas ocasiones.

The Fabelmans

Lo mejor… al final

Pero, sin duda, lo mejor de la película es su tramo final. Ese tramo en el que Sammy de verdad agarra la cámara y se dispone a explotar su talento.

Ese tramo en el que, a través de acciones sencillas, como grabar y proyectar, consigue la complicidad de todo el público y demuestra el tremendo poder que tiene el cine, incluso sin proponérselo.

Un poder que muchos han utilizado a lo largo del tiempo para fines políticos y propagandísticos, otros para elaborar complejas historias y obras de arte.

Y, los más admirados mundialmente, como el propio Spielberg, para transformar los sueños y fantasías en imágenes que parecen tan reales que hacen florecer cualquier tipo de sentimiento.

Por ejemplo: desde el terror a causa de los tiburones a la amistad imposible con un extraterrestre o, por supuesto, la cercanía con los tiempos más duros del siglo pasado, en campos de concentración alemanes y en campos de batalla franceses.

The Fabelmans

Además, el mensaje que se cuece y que se plasma finalmente en la película, de boca de un John Ford memorable, es clave para todos los que alguna vez vayan a querer dedicarse al cine. O, por lo menos, para los que quieran entender de qué va todo esto, sobre todo en las colinas de Hollywood.

Y es que nadie mejor que Steven Spielberg para demostrar que el cine es interesante o no es nada.

Popcorn506