Blog
Popcorn506 para El Observador
Puede que Avatar 2 sea la película más esperada del año. De hecho, puede que sea la película más esperada de los últimos años, ya que han pasado trece años desde el estreno de la primera.
El éxito de aquella primera era ya motivo suficiente, pero también el continuo avance, o anuncios que se iban filtrando sobre las intenciones de James Cameron. Tenemos que decir que hubo momentos en todos estos años en los que dudábamos de que llegara el estreno de Avatar 2.
Han sido demasiados años y han pasado tantísimas cosas que se nos olvidaba que existía Avatar.
Es más, esas informaciones seguramente tenían un interés puramente comercial, para mantener viva la llama. Y ahora, por fin, llega esta y, de regalo, llega con otras tres más que se irán estrenando progresivamente.
La apuesta más arriesgada
En términos de industria, no sabemos qué pensar acerca de esto. Es la apuesta más arriesgada que se podía concebir.
Esto porque el cine de ahora no es el mismo que el de 2009 y estas películas no son, precisamente, las más baratas posibles.
El consumo ha cambiado tanto que la saga Avatar puede quedar para la historia como la cinta que encumbró la taquilla antes del boom de las plataformas y, posteriormente, como la que terminó con el cine de salas comerciales tradicional, alejado de los superhéroes.
Un mundo ideal
En este caso, Avatar vuelve a mostrarnos un mundo ideal, unos humanos peligrosos, y a Jake Sully tratando de salvar a su pueblo y a su familia.
Pero aquí empieza a ampliarse el universo y además de los Na’vi tenemos a otra tribu, los Metkayina, que se diferencian bastante de aquellos y están adaptados al entorno marino.
Pero más allá de estas cosas, que se irán viendo según se disfruta de la película, queremos comentar lo que nos parece la principal característica de esta y que, eventualmente, condiciona la experiencia.
Su larga duración, que supera las tres horas de metraje, no nos ha resultado del todo convincente.
Por un lado, tenemos la sensación de que se nos quieren contar muchas cosas y muy rápido, y por otra también nos quedamos con que la primera parte de la película se nos hace demasiado tediosa.
Eso sí, todo se compensa con dos factores realmente top: la impresionante calidad visual de cada uno de los planos, escenas y secuencias que se nos muestran, y lo maravilloso que es el tramo final en el que se acelera la velocidad.
Sin ninguna duda, James Cameron sigue manteniendo ese talento para la acción digital. A pesar de estar muy alejado de aquellas primeras cintas de ciencia ficción que lo encumbraron en los 80, es capaz de sostenernos agarrados a la butaca durante mucho tiempo.
Esto en una experiencia que puede llegar a ser agotadora si nos introducimos demasiado. Pero para eso se paga una entrada de cine, ¿verdad?
Trece años, como decíamos, han sido muchos, demasiados. Pero en lo que se refiere al aspecto técnico y visual se nota que han sido años de trabajo y desarrollo. Y esta es la parte que más se agradece y por la que creemos que va a ser recordada.
Si estas leyendo esto sin haber visto aún la película, no viene de más apuntar una última cosa. La primera entrega de Avatar la vio mucha gente, prácticamente todo el mundo.
Pero también hay una gran parte de esa gente que no la ha vuelto a ver y puede que sea una buena idea volver a refrescarla antes de entrar a una sala durante más de tres horas.
Blog
