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Bolsonaro culpa en la ONU a los indígenas de su país por los incendios en la Amazonía

El presidente Jair Bolsonaro afirmó el martes ante la Asamblea General de la ONU que Brasil “es víctima de una…

Por Sergio Arce

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Bolsonaro culpa en la ONU a los indígenas de su país por los incendios en la Amazonía
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El presidente Jair Bolsonaro afirmó el martes ante la Asamblea General de la ONU que Brasil “es víctima de una de las más brutales campañas de desinformación sobre la Amazonía y el Pantanal”, dos regiones donde las llamas y la deforestación provocan alarma mundial, al tiempo que culpó a los indígenas por estos incendios.

“La Amazonía brasileña es riquísima. Eso explica el apoyo de instituciones internacionales a esa campaña respaldada por intereses oscuros a la que se unen asociaciones brasileñas, aprovechadoras y antipatrióticas, con el objetivo de perjudicar al gobierno y al propio Brasil”, declaró Bolsonaro en un discurso virtual grabado, a raíz de la pandemia de coronavirus.

El mandatario ultraderechista afirmó que la mayoría de los incendios que devastan la selva amazónica y el Pantanal, el mayor humedal de agua dulce del mundo, no tiene origen criminal y los atribuyó a las quemadas que según él practican indígenas y pequeños agricultores.

“Los incendios tienen lugar prácticamente en los mismos lugares, en la parte este de la selva donde agricultores locales e indígenas queman sus pequeños cultivos para sobrevivir, en áreas ya desmatadas”, aseguró.

Los ambientalistas y defensores de derechos humanos, que consideran que los indígenas son víctimas de incendios provocados por madereros, grandes agricultores y criadores de ganado, no hicieron esperar su respuesta.

Amazonía

(FILES) This file picture taken on August 16, 2020 shows an aerial view of a burning area of Amazon rainforest reserve, south of Novo Progresso in Para State. – Bankers, businessmen, celebrities, environmentalists and even voices from agribusiness sector advocater a green conversion to take Brazil out of recession and increase pressure on the government of Jair Bolsonaro, at a time when fires ravage the country’s forests and wetlands. (Photo by CARL DE SOUZA / AFP)

Bolsonaro “negó la gravedad de la destrucción ambiental, culpó a ‘pequeños agricultores e indígenas’ y atacó el trabajo de las organizaciones ambientales”, lamentó Camila Asano, de la ONG Conectas Direitos Humanos.

El área deforestada en la Amazonía brasileña entre enero y agosto fue de 6.086 km2, en baja interanual de apenas 5% respecto a 2019, un año récord, según datos del oficial Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

Los focos de incendio en la mayor selva tropical del planeta desde enero hasta el 21 de septiembre sumaban 71.673, un alza de 12% en comparación con 2019.

Y los focos del Pantanal, afectado por la peor sequía en 47 años, totalizaban 16.119, un aumento de 185%.

“Al arrasar la imagen internacional de Brasil tal como está arrasando nuestros biomas, Bolsonaro demuestra que su patriotismo es de fachada”, afirmó Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.

Según Astrini, Bolsonaro “denunció una colusión inexistente entre las oenegés y las potencias extranjeras contra el país, pero al negar la realidad y sin presentar ningún plan para los problemas que enfrentamos, es Bolsonaro quien amenaza nuestra economía”.

“Dictadura” venezolana

En su segundo discurso ante la ONU, Bolsonaro volvió a calificar de “dictadura” al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

También apuntó a Venezuela al recordar el derrame petrolero que en agosto de 2019 afectó a nueve estados de la costa noreste de Brasil.

“En 2019, Brasil fue víctima de un derrame criminal de petróleo venezolano, vendido sin control, que provocó serios daños al medio ambiente y a las actividades de pesca y turismo”, dijo Bolsonaro, a pesar de que en agosto la Marina brasileña concluyó la primera fase de las investigaciones sin señalar culpables ni el origen del derrame.

Refiriéndose a la pandemia de nuevo coronavirus, Bolsonaro defendió su gestión y, con un tono similar al usado al referirse a la cuestión ambiental, afirmó que “parte de la prensa brasileña politizó el virus”.

Brasil, con más de 137.000 muertos y 4,5 millones de casos, es el segundo país con más decesos (detrás de Estados Unidos) y el tercero en número de contagios (detrás de Estados Unidos e India).

El mandatario se opuso a las medidas de confinamiento decretadas por los gobernadores, alegando su impacto económico.