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Natalia Calderón para El Observador
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona y entender su punto de vista, llegar a comprender cómo se siente, sus emociones y pensamientos.
La empatía surge de forma natural en el ser humano desde la infancia, y es en esa etapa de la vida cuando es más susceptible de ser entrenada.
Lo primordial es contar con adultos empáticos en los diversos niveles para modelar esta habilidad en los niños.
Veamos ejemplos:
- Veo que estás muy triste (describir la situación, sin juzgar).
- Veo que estás muy triste porque se reventó la bola. (agregar la razón o causa de esa emoción, según nosotros).
- Veo que estas muy triste porque se reventó la bola y yo también me sentiría así. (incluirme yo como adulto, para que conectar desde su mundo).
La persona empática es más consciente y flexible, ya que valora también la percepción de los demás. Un niño cuyos padres y maestros fomentan (mediante el modelaje) su empatía desde pequeños va por el camino de convertirse en unos adultos más sensibles y comprensivos.
Modelar la empatía con los niños diariamente es un ejercicio de respeto maravilloso, es entrar en su mundo, en sus pensamientos, en sus decisiones; y pensar cómo lo haría yo con esa edad y en esas circunstancias.
Ejercicio de empatía con un hijo:
- Describa lo que más le molesta de x comportamiento de su hijo.
- Ahora entre en su mundo; ¿qué está pensando, sintiendo y decidiendo desde su realidad?
- Reflexione: ¿qué siente usted desde su realidad o lógica privada?
Recuerde: Niños empáticos, adultos más felices y estables.
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