Desde el inicio de la pandemia Nicaragua ha sido blanco de numerosas críticas internas e internacionales por el manejo de la crisis sanitaria causada por la COVID-19; sin embargo, el país desea convertirse en un “destino seguro” o integrarse a las llamadas “burbujas turísticas”, según reportes de la prensa local.
Las “burbujas turísticas” o también llamados “corredores de viajes” se trata de un concepto que países como Japón, Vietnam, Australia y Nueva Zelanda, entre otros, han comenzado a aplicar en vista de su baja o nula presencia del coronavirus, lo cual les permite mantener un intercambio de personas de manera segura.
El gobierno de Daniel Ortega se ha resistido a tomar medidas para contener la propagación del coronavirus y ha promovido ferias, marchas y actividades deportivas, a contrapelo de las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Las autoridades del Ministerio de Salud reportaron hasta el pasado martes 3.147 casos positivos de COVID-19 y 99 muertos, aunque el no gubernamental Observatorio Ciudadano contabiliza 7.893 casos sospechosos y 2.225 muertes, con base en reportes médicos.
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A pesar de este panorama -aunado a los despidos de personal de salud por criticar las pésimas condiciones de los centros médicos así como la opacidad en la realización de las pruebas-, el régimen orteguista quiere que Nicaragua se convierta en una “burbuja de viaje seguro” en el corto o mediano plazo.
Según un extenso reporte del diario nicaragüense La Prensa, Anasha Campbell, codirectora del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), confía en que el país atraiga no solo a visitantes centroamericanos, sino también a viajeros de más allá como de Norteamérica y Europa.
“Tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad; el que no se adapte va a quedar fuera de esta realidad, porque esta es una pandemia con la cual vamos a aprender a convivir, porque nadie sabe cuándo va a haber una vacuna”, expresó las funcionaria tiempo atrás a un medio oficialista.
De acuerdo con el plan gubernamental, la idea es incentivar el turismo local en lo que resta del 2020; luego el turismo centroamericano en el 2021 y 2022 y después el proveniente de otros mercados.
Pero esta propuesta -cuyos detalles no se conocen- generó reacciones de incredulidad del sector privado empresarial así como del gremio turístico, en vista del manejo que el gobierno sandinista le ha dado a la crisis sanitaria. Incluso, dijeron que el país se encuentra en un “total descrédito” internacional y ven como poco probable que se permita su inclusión en estos “corredores turísticos”.
“Es improbable que sé una iniciativa en este sentido considerando que, con respecto a Costa Rica u Honduras -que son nuestros países vecinos- o Estados Unidos, Nicaragua no está cumpliendo con los protocolos ni estándares sanitarios”, indicó a ese rotativo José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada.
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Agregó que “Lo que tenemos que evitar es que no nos encierren en una burbuja, que por no cumplir nos aíslen y nos dejen en una burbuja”.