Sergio Arce
Jonathan Barrantes dejó atrás su vida dedicada a la venta y mantenimiento de artículos electrónicos para seguir el legado heredado por su papá José Gerardo con la escultura.
Ahora que lo ve en retrospectiva, este vecino de La Unión de Cartago asegura haber tomado una decisión de la cual no se arrepiente.
Él muestra orgulloso sus obras en sus redes sociales, especialmente aquellas talladas en madera y que arrancan palabras de asombro y loas por parte de sus seguidores.
Una de ellas es una moneda gigante de ¢500 en conmemoración por el Bicentenario.
Barrantes subió dos videos sobre el proceso de fabricación y terminado de esta moneda y logró -en conjunto- más de 460.000 reproducciones y más de 66.500 “me gusta” en TikTok.
Pero, además, este escultor ha tallado innumerables piezas como caballos, personajes infantiles (como Mickey Mouse y el Demonio de Tazmania), símbolos patrios y paisajes, entre otros.
Una pasión desde niño
Barrantes contó que su primer contacto con el oficio de la escultura lo tuvo a los 12 años.
En aquel entones su progenitor le enseñó sobre la técnica, quizás confiado en que su hijo seguiría sus pasos.
Sin embargo, aquel pequeño decidió no involucrarse de lleno en la escultura y, por el contrario, estudió y trabajó por muchos años en tecnología.
Este artista relató que hace tres años y medio retomó este arte, pero más con un sentido recreacional.
Pero el destino dichosamente le tenía otros planes a Jonathan: a mediados del 2020 este apasionado por la espiritualidad dejó su oficio en la tecnología.
Y en plena pandemia abrazó la escultura como su oficio y estilo de vida, tal y como su padre lo añoró.
Adicionalmente, este cartaginés se dedica a la talla en alto y bajo relieve y esculturas en 3D.
Conciencia ambiental
Barrantes contó que el material que utiliza para sus obras es en un 80% reciclado. Es decir: difícilmente recurrirá a la tala de un árbol para crear una de sus obras.
Explicó que suele salir en su carro a recorrer diferentes localidades y a la vera del camino o en montañas y playas encuentra árboles caídos o troncos y ramas desperdigados. Él los recoge y se los lleva a su taller en su casa para darle vida a una pieza de colección.
En cuanto al restante 20% relató que suele comprar madera de fincas que cuentan con certificados de reforestación del Minae.
Gratitud
Barrantes insiste en que esta pasión le ha traído numerosas satisfacciones, más de las que pensó cuando decidió dedicarse de lleno.
Una de ellas es el volumen de trabajo y la confianza que, dijo, sus clientes depositan en él. Incluso, en los momentos de la pandemia más difíciles.
También agradeció a quienes lo siguen por sus redes sociales y comparten y comentan sus videos o fotos. Él aseveró que toma estas muestras de cariño y admiración con humildad, dicha e ilusión.
