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Los niños tienen frases muy curiosas y maravillosas

Manuel Guisande para El Observador Suele decirse que los niños son maravillosos… y es cierto: son maravillosos los que son…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Los niños tienen frases muy curiosas y maravillosas
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Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

Suele decirse que los niños son maravillosos… y es cierto: son maravillosos los que son maravillosos, porque otros… si les mordiera una piraña, no mucho, pero un poco, aunque solo fuera con un solo diente para compensar el sufrimiento de los padres…

Tú ya me entiendes; bueno, no, mejor un par de dientes.

Lo cierto es que tienen una forma de pensar muy distinta a la de los adultos, porque ellos parten de la pura lógica.

Entonces, cuanto te preguntan, pues cerebralmente te destruyen, te aniquilan, miras al cielo y piensas que sí, que Dios existe. ¿Qué vas a pensar si nunca llegas a alcanzar lo que te preguntan?

El misterio del armario y la ropa

Mira, hace unos días me contaba una amiga, que su hijo, después de llegar de la casa del padre, donde había ido a pasar el fin de semana, le preguntó: “mamá, ¿por qué en la casa de papá tarda tanto la ropa en ponerse en el armario?”

Claro, para el peque, que siempre ha visto en la casa de mamá la ropa en el armario dispuesta para ponérsela, pues piensa que en la de papá, pongamos que se llama Gonzalo Galíndez, vertebrado y hombre, allí la ropa es más lenta.

O sea, que hasta es posible que crea que esté enferma o que le pasa algo y que hay que llamar, pues no sé, al médico de la ropa.

Estos renacuajos, aunque los veas callados, piensan y piensan mucho. Tú crees que se están entreteniendo con un juguete… y, sí, lo están, pero  la vez cavilan: “joé, cómo cree mi padre que me voy a entretener con este estúpido tren que solo da vueltas… este padre es tonto”.

Y sí, dicen “joé”, “estúpido” y “tonto” porque, además de que es posible que acierten, que ya se sabe que la desesperación produce todo tipo de alteraciones mentales y evidencias.

Cuando tu hija te conoce…

Como digo, los peques, aunque parezca que no, le dan mucho al cerebro hasta que te dicen lo que piensan, como me sucedió a mí hace ya bastantes años con mi hija Victoria.

Ella había oído hablar pues los típicos estereotipos que el personal nos pone a los que escribimos: que si estamos locos, que si vivimos en otro mundo, que somos raros, que no hay quien nos entienda.

Que… a saber lo que tuvo que escuchar Vito cuando un día que estaba escribiendo frente al ordenador, se acerca a mí, apoya su cabecita en mi hombro y me dice: “mira, papá, tú no eres normal, pero para bien”.

Y entonces recuerdo que pensé: “¡¡qué bien!!, una explicación menos”., Joé, lo que piensan

Manuel Guisande