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Love Hard: una reseña neutra y objetiva

@Popcorn506 para El Observador Ahora que ya ha pasado paso el hype del estreno de la esperada película de nuestro…

Por Blog

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Love Hard: una reseña neutra y objetiva
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@Popcorn506 para El Observador

Ahora que ya ha pasado paso el hype del estreno de la esperada película de nuestro querido director Hernán Jiménez, nos toca hacer la reseña, y lo hacemos de la manera más neutra y objetiva.

Hernán, ha hecho su debut en Netflix hace ya varias semanas atrás, y lo ha hecho con una divertida y entrañable comedia romántica que tiene mucho de lo que presumir.

Love Hard nos cuenta la historia de Natalie, una joven periodista que, entre los temas que trata profesionalmente, y que también le atañen en su vida personal, tiene a las relaciones de pareja y a los amores que se encuentran en línea como uno de sus principales.

Un poco preocupada por no encontrar al amor de su vida, decide comenzar a escribirse con un bello candidato que encuentra en una de esas Apps para smartphones y, rápidamente, se enamora.

El problema viene cuando se encuentran en persona, ya que, como suele suceder en muchas de estas ocasiones, las apariencias engañan y el perfil no es real del todo.

Estamos ante lo que se puede describir como una paradigmática comedia romántica y navideña.

Una comedia que va cumpliendo paso a paso con los puntos que todos conocemos y que nos va guiando, dulce y divertidamente, hasta el culmen final, con sus giros precisos y retos que superar.

La primera sensación que tenemos ante Love Hard es que estamos frente a una película bastante convencional, que no arriesga en prácticamente nada y que, incluso, parece un poco demodé en términos estéticos.

Tampoco los personajes protagonistas son excesivamente originales, ni lo son sus conflictos principales. Lo único que de verdad nos muestra que estamos ante una película de esta época son los añadidos visuales relativos a las conversaciones por mensajería.

Tampoco parece muy original una llamada recurrente a otras películas navideñas con muchísima tradición, como son Love Actually o Die Hard.

El recurso de imitación puede echar para atrás por resultar demasiado manido, y la conversación concreta es casi hasta un tópico del género.

Pero todo esto que comentamos y que pueden parecer notas negativas juegan, sorprendentemente, a favor de la película según va avanzando.

Porque la sencillez de las situaciones y de los personajes también facilitan la identificación del espectador. Y lo que en el fondo más importa en una película navideña, es que permite acercarnos y soñar con que algo así de divertido y bonito puede ser menos irreal de lo que vemos en muchas películas.

La pareja protagonista, encarnada por Nina Dobrev y Jimmy O. Yang se compenetra bien en la pantalla. No es que nos invada la química en sus momentos iniciales, ni mucho menos. Pero la conjunción entre ambos personajes tiene una evolución coherente con lo que son ellos y ambos tienen el talento de caer bien ante el público.

Es decir, ninguno de los dos muestra mayor encanto ni es una relación desequilibrada en ese sentido.

Hay algún momento divertido, que para nosotros está especialmente personificado en el talento de Nina Dobrev. Ella es una actriz con un atractivo perfecto para este tipo de películas, ya que encaja y entiende a la perfección qué es lo que tiene que hacer en pantalla.

Sorprendentemente, y a pesar de que la película pueda tener esos hándicaps de poca originalidad y previsibilidad, todo funciona correctamente.

Y es que, en el fondo, Love Hard tampoco presume de nada que no es. No es una película ambiciosa y, en este caso, esa falta de ambición juega a favor de ella.

Por este motivo, la sensación final es de satisfacción y de que ésta puede ser una de las películas navideñas que mejor funcionen durante un tiempo.

Está claro que no va a ser un título de referencia como las dos a las que se hizo mención, u otros títulos ya legendarios del entretenimiento, como Home Alone.

Pero sí que puede hacerse un pequeño hueco entre esas películas que proporcionan una agradable tarde de cine en casa y que, finalmente, nos deja una sensación de buen tono sincero.