Sergio Arce
Paulina Rubio dejó un agrio sabor de boca en su concierto de cierre de la Marcha del Orgullo. La presentación tuvo lugar este domingo en un Estadio Nacional que albergó a un puñado de personas, ni siquiera a miles.
Varias razones explican las causas de una experiencia musical poco grata, que arrancó a las 9:30 p.m. pese a que estaba programada a las 8 p.m.
Y porque se suponía que ella salía al escenario a esa hora, la interpretación del telonero se vio abruptamente interrumpida, según él mismo denunció poco antes de irse.
Su evidente malestar fue recibido con aplausos de apoyo de los presentes, quienes llegaron al coloso de La Sabana a cuentagotas.
Esto porque una buena parte -si no la mayoría- de los asistentes acudió porque las entradas las regalaron desde la tarde en las afueras del estadio.
Aún así la media luna de la gramilla y la gradería este -espacios dispuestos para este concierto- estuvieron muy lejos de lucir sus mejores galas como sí ha ocurrido con otros artistas.
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Antes de su presentación
Después de que Zorán salió del escenario, este fue un hormiguero de personal técnico que corría para tener todo listo para la presentación de Paulina.
Conforme pasaban las minutos la gente se dedicó a comprar cerveza como para “matar” tiempo.
Esto mientas la producción encendía a la gente con música de Mónica Naranjo, Christian Nodal y Bad Bunny.
Cuando el reloj marcó las 9 pm la impaciencia se apoderó la gente, que empezó a chiflar y a lanzar globos pero con los condones que regalaron en el marcha.
9:20 pm y la mexicana no aparecía y los chiflidos regresaron mientras la impaciencia empezó a hacer mayor mella en mucha gente que optó por irse del estadio.
… ¡y salió Paulina!
A las 9:30 pm salió ella con un traje de lentejuelas, lentes oscuros y una bandera LGBTIQ sin mediar un saludo (o una disculpa). Los presentes se olvidaron de la larga espera para bailar y cantar, en una especie de desahogo por el trago amargo.
Paulina Rubio salió al escenario con hora y media de retraso, de acuerdo con lo anunciado por la producción del concierto. (El Observador)
La mexicana interpretó completas Mío, Te quise tanto, Nada de esto fue un error, Lo haré por ti y Yo no soy esa mujer. Hubo otros temas como Baila Casanova y Sexy Dance que los cantó en una especie de medley.
A las 9:50 p.m. dijo que estaba emocionada de estar en Costa Rica y “pura vida”, y siguió cantando. Cuando el reloj marcó las 10:15 p.m. agradeció al público al que le pidió que se “portara mal” y se fue.
La gente, en su mayoría, optó por salir y muy pocos le pidieron otra canción. Tres minutos después de haber dejado el escenario, ella salió del Estadio Nacional en una camioneta negra seguida de otra camioneta negra.
Así terminó un fin de semana de actividades relacionadas con el Pride 2022, en el que hubo muchas críticas a la organización, entre ellas por qué se trajo a Costa Rica a una artista que hace años no “pega” un éxito.
Su último sencillo Yo soy del 2021 pasó sin pena ni gloria en la industria.
Pero la crítica más fuerte estuvo relacionada con el cobro de la entrada al concierto, tanto que días antes la producción anunció una baja en el precio ante la poca venta.
La organización se defendió previamente al asegurar que las actividades del Pride generan gastos y se debían cubrir, entre otras cosas, con cobros a eventos.
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