Josué Alvarado
La reforma conocida como “Ley de Usura”, aprobada en la Administración de Carlos Alvarado, vuelve a ser blanco de críticas.
A dicho cambio en la ley se le culpa de haber excluido a un sector de la población del crédito formal, lo que provoca que las personas recurran al sector informal, donde se incluyen los préstamos “gota a gota”.
Y ahora, una actualización de los topes máximos para los intereses de los créditos (o “tasa de usura”) evidencia que las fórmulas aprobadas en el 2020 carecerían de rigor técnico y que pueden dar resultados que se alejan de la realidad económica del país.
Esos son los criterios de los economistas Gerardo Corrales y José Luis Arce, quienes explican cómo es que funciona esta fórmula y por qué podría parecer contradictorio que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) suba los topes máximos, en un momento en el que se supone que dichas tasas están bajando.
Aumentos rigen durante el primer semestre del 2024
El Banco Central actualizó las tasas máximas de interés que pueden cobrar las entidades por los créditos y microcréditos que ofrecen a la población. Estos nuevos porcentajes rigen durante el primer semestre del 2024.
Para los créditos en colones el tope subió 3,03 puntos porcentuales, si se compara con el máximo permitido durante el primer semestre del 2023. En el caso de los créditos en dólares el aumento fue de 1,82 puntos porcentuales.
Al hacer la misma comparación con los microcréditos el aumento es de 4,22 puntos porcentuales en colones y 2,54 en colones.
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Metodología "sacada de la manga"
En el año 2020 se aprobó la reforma a la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor, que se le ha conocido informalmente como "Ley de Usura". En ella se establece una metodología para que el Banco Central actualice cada seis meses estos topes máximos.
Para el economista Gerardo Corrales la fórmula establecida por ley para fijar estos topes fue "sacada de la manga" y no responde a criterios técnicos.
Economista Gerardo Corrales (Josué Alvarado/El Observador).
Según la fórmula, se debe establecer un promedio de las tasas de interés activas que cobraron las entidades del sistema financiero (tasas por créditos) durante los últimos 12 meses. Y esta es la base para calcular los topes tanto para créditos, como para microcréditos, en moneda nacional, o bien, en extranjera.
A pesar de que la Junta Directiva del Banco Central ha reducido la Tasa de Política Monetaria (TPM), que provoca una posterior reducción de las tasas de interés, este no es el parámetro utilizado en esta fórmula.
"El dato para calcular la tasa de usura no es la TPM, es el promedio de las tasas de préstamos del sistema financiero en el año, y si los bancos no bajaron las tasas de préstamo, las tasas de usura tampoco van a bajar", comentó Gerardo Corrales.
Coincide el economista José Luis Arce, de FCS Capital , quien dijo que "las tasas activas (de los créditos) no han experimentado prácticamente variación desde enero de 2023 probablemente porque los bancos están procurando que sus márgenes de intermediación se recuperen".
"Al no bajar las tasas activas lo suficiente provoca que las máximas fijadas por la ley no bajen y más bien aumente, pues los promedios en esta fijación son mayores que la última vez que se hizo el cálculo", añadió Arce.
Corrales también explicó que las reducciones en la TPM se trasladan a los costos de los bancos en un periodo de tres a seis meses, por lo que el efecto de algunas de las reducciones hechas por el Central durante el 2023 podrían ni siquiera estarse reflejando en este momento.
"Deberíamos de estar viendo en el primer semestre de este año reducciones en la tasa de costo de los bancos y en las tasas de préstamos", prevé Corrales.
"El escenario más probable es, en mi opinión, que se den ajustes a la baja en las tasas activas en los próximos seis meses de manera que se reflejen las bajas en las tasas de depósito en ellas", comentó Arce a El Observador.
El economista de FCS Capital añadió que las bajas adicionales en las tasas pasivas podrían ser limitadas.
Economista José Luis Arce (Josué Alvarado.El Observador).
"La regulación de tasas de interés es un desacierto"
Las críticas contra esta ley aprobada en el 2020 se han intensificado recientemente, por su estrecha relación con el comportamiento de los violentos préstamos informales conocidos como "gota a gota".
Los desaciertos son también en términos económicos, según los expertos consultados.
José Luis Arce considera que "la regulación de tasas de interés es un despropósito pues lo que provoca es desintermediación financiera, especialmente en segmentos de población vulnerables o en el caso de microcréditos".
Las tasas de interés que establecen los bancos para cada uno de sus productos y sus clientes responden al perfil de riesgo. Con el establecimiento de una tasa máxima se crea también una especie de filtro de riesgo, lo que deja a las personas con menos recursos excluidos del sistema formal.
La Asociación Costarricense de Microfinanzas (Asocomi) calcula que desde el 2020 esta ley provocó que unas 60.000 personas quedaron fuera de las oportunidades que ofrece el sector formal.
"Los diputados se pasaron por encima la técnica de la ciencia, la experiencia de otros países, en donde la fijación de tasas máximas llevaba la exclusión de los cliente que representan más riesgo y así se convierten en víctimas de la verdadera usura, que son los gota a gota", comentó Corrales.
Arce dijo que, de insistirse con este tipo de regulaciones, lo recomendable sería que esa tasa máxima se ajuste con mayor frecuencia, en función de los costos de los fondos de los bancos.
De esta forma, se ajustaría "más oportunamente ante cambios en las tasas de mercado".
