Redacción El Observador
Christy Marín para El Observador
(Londres). Horas después de la coronación de Carlos III, la lluvia era persistente en esta ciudad.
Pero ya un día después, el clima mejoró un poco -aunque sigue nublado- y fue posible recorrer los stands donde venden periódicos y revistas.
Y me llamó la atención que los medios sensacionalistas son los únicos que hablan de la presencia de Enrique (Harry, como se le llama aquí) en la ceremonia.
Destacan que el paso del Duque de Sussex fue discreto, tal y como lo quería la Casa Real, como el hecho que estuviera sentado en la tercera fila.
Tan discreto que una vez pasó la ceremonia, en la Abadía de Westminster, él se fue directo al aeropuerto para volver a su casa en Los Ángeles.
Allí celebraría junto a su esposa, Meghan Markle, el cumpleaños número cuatro de su hijo mayor, Archie.
Por cierto, Meghan no estuvo presente en la coronación y se quedó con sus hijos en Estados Unidos.
Y creo que por estrategia tampoco fue conveniente que llegara, porque si no la prensa la hubiese destrozado y también le quita protagonismo al rey.
Principe Enrique en coronación de su padre Carlos III. (POOL / AFP)
¿Qué pasará después?
La gente en la calle no habla tanto de este tema.
La gente con la que he hablado o escuchado, se ha centrado más en la actividad, aunque también están quienes no quieren a la monarquía.
De hecho, la policía intervino ayer (sábado) porque había unos revoltosos, quienes se oponen a la existencia de esta figura.
Sin embargo, anoche me llamó la atención que los pubs y restaurantes seguían abarrotados de gente que celebraron esta nueva etapa en las vidas de Carlos y Camila. Esto pese al clima.
Entretanto, me llama la atención qué pasará ahora con la relación de Enrique con su hermano Guillermo y su papá, que previo a la coronación estuvo bastante maltratada por el libro que Enrique publicó y el docuserie en Netflix.
Eso solo el tiempo y los protagonistas lo sabrán. Habrá que estar muy atentos.
