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@Popcorn506 para El Observador
Allá por los años 70, un señor llamado Wes Craven asomó la cabeza en el género del terror. Es uno de los que más aficionados fieles y más competencia tiene en el mundo del cine.
En los años 80, un filme llamado A Nightmare on Elm Street lo aupó a la mayor gloria. Esto gracias a una trama y un personaje icónico como Freddy Krugger, que ha protagonizado ya varias películas y otras producciones.
Y, finalmente, en los años 90, volvió a dar un golpe en la mesa con otra de las sagas más exitosas e influyentes del cine de terror en Hollywood: Scream.
No fue lo último que hizo, ni mucho menos, sino que llegó a dirigir hasta cuatro entregas de esta saga, así como otros títulos no tan impactantes. Pero igualmente interesantes, antes de fallecer en 2015.
Regreso a la pantalla
Ahora, un cuarto de siglo después de aquella primera y maravillosa Scream, las historias de terror y asesinatos de Ghostface vuelven a la pantalla.
Y lo hacen en una forma espléndida, de la mano de Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett, y con los mismos rostros que nos acompañaron durante las primeras entregas.
Es decir, con el gran elenco que comprende a Neve Campbell, David Arquette y Courteney Cox a la cabeza.
Bien, para empezar y como siempre hacemos ante estas ocasiones, tomamos la oportunidad con mucha prudencia.
Nos gusta recordar viejos tiempos y nos gusta revivir viejas sensaciones. Pero, por desgracia, son pocas las veces en las que los cineastas consiguen sorprender o, al menos, satisfacer a los cinéfilos más nostálgicos.
Sí, nos atraen con ese cebo y luego nos decepcionan.
Sin decepción
No es el caso, ya avisamos. Podés seguir leyendo o podés ir directos a ver la película si en su día fuiste de los que disfrutaron de la saga original. Porque aquí la gente se ha puesto las pilas.
En primer lugar, hay que aplaudir el acierto de que los guionistas hayan sabido aprovechar todas las oportunidades que dan los actores, veteranos y novatos.
Esto en forma de guiños y complicidades con el espectador, pero también por el potencial y el talento que tienen todos ellos.
Esto, unido al vibrante ritmo, a la acción dinámica y, por supuesto, a las impactantes muertes, son la clave principal para que Scream funcione en lo que es su quinta entrega.
Seguramente, el título sea más atractivo para los que fueron fans de la saga original, incluso cuando solo se aprecie de verdad a la primera, que fue la realmente buena.
Pero para sacar el máximo partido a esta experiencia de ahora, aunque pueda suponer un pequeño esfuerzo, recomendamos ver las cuatro entregas. Esto permitirá reconocer y disfrutar de todos los detalles que aquí se muestran.
La dirección
La dupla en la dirección no es la que tiene la carrera más prolífica, pero sí que atesora el saber hacer necesario.
Además, hay que entender que a ellos les pilló la primera entrega en plena efervescencia adolescente y juvenil, con lo que resultan aventajados a la hora de transmitir esas mismas sensaciones que ellos sintieron en su momento.
Esto, por supuesto, no quiere decir que aquí estemos ante una película con un look y un estilo anticuados.
El equilibrio es perfecto y mesurado, y en ningún momento notamos que están jugando a ver hasta dónde pueden llegar con la nostalgia. Si no que nos van acariciando, y apuñalando, con un estilo visual mucho más actual, que nos agrada por ver que todo es posible cuando se hace con ilusión y cariño.
No queremos caer en spoilers, porque en estas películas son aún más perjudiciales, ya que el impacto resulta esencial para el disfrute de la experiencia.
Pero tenemos que decir con gratitud que, si en la primera Scream hubo dos factores que hicieron que tuviera éxito (la renovación del género slasher y el factor sorpresa como ingrediente añadido al suspense y el terror), aquí sucede lo mismo.
Aunque no podamos hablar de un rescate de las mismas dimensiones en el género, sí que lo hace con respecto a la saga, que parecía ya agotada después de la cuarta entrega a cabo del propio Craven.
Y por esto, creemos que el mismo Wes estaría orgulloso si pudiera ver esta última película. La dirección y el guion están a la altura, y esto era lo más complicado de conseguir. Ojalá todos los remakes y reboots sean así de ahora en adelante.
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