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Su propósito de sexualidad sana para el 2022

Irene Cerdas para El Observador Para estas fechas me gustaría sugerir que hagan una reflexión sobre su salud sexual. Es…

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Su propósito de sexualidad sana para el 2022
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Irene Cerdas para El Observador

Para estas fechas me gustaría sugerir que hagan una reflexión sobre su salud sexual.

Es decir, quiero que piensen en cómo ha sido este año y cómo quieren que sea para el próximo.

Me parece relevante que pensemos sobre esto porque de todos los aspectos de nuestra salud, el área sexual puede llegar a ser la que se quedó más olvidada.

Probablemente al pensar en ¿qué es? nos enfocamos en nuestra función sexual, es decir que todo este “sirviendo” bien a nivel corporal, que nuestro sistema reproductor este saludable, que las citas al urólogo o ginecólogo sean puntuales, que no tengamos dificultades para erecciones o para lubricar.

Tal vez algunas personas (ojalá) van más allá y piensen también en su deseo sexual, placer, intimidad, frecuencia o satisfacción.

Por mi experiencia, recordando las clases que recibía, diría que los temas como sexo saludable no eran usados como sinónimo de placer, de intimidad, comunicación, confianza, diversión, exploración, espiritualidad, autocuidado, y/o amor propio.

Me atrevo a decir que muy posiblemente sexo saludable suele ser usado como sinónimo de sexo seguro (métodos anticonceptivos) libres de ITS, de pareja estable y monógama (es decir, alejarse de la promiscuidad), mamografías, Papanicolaous anuales, exámenes de próstata, etc.

En algún libro lo leí y la verdad es algo que creo: si se tiene una vida sexual saludable es muy probable que tenga también una vida llena de salud en general. La sexualidad incorpora mente, cuerpo, emociones, energía y espiritualidad. Nuestra salud también.

¿Cómo podemos pensar en nuestra salud sexual y cómo relacionarla con la salud en general?

Es muy probable que las personas que tengan hábitos saludables como la actividad física, sin la necesidad de hacer ejercicios solo para estar fit, o que coman bien sin estar en constantes dietas o estrés por haber “pecado”, se sientan cómodos sin importar cómo se ve su cuerpo.

Es posible que sientan comodidad en la desnudez, si pueden disfrutar plenamente del sexo sin tener preocupación por apagar la luz, o cambiar de posición- sacrificando así el placer. Lo mismo aplica para quienes conocen bien sus genitales; saben distinguir sus partes, sienten orgullo o satisfacción de su aspecto y saben cómo funcionan y qué les gusta y qué no.

También es posible que fomenten su autoestima, se amen y se acepten sintiéndose bien aunque no sean “modelos de revista” y saben que pueden mejorar lo que no les gusta o hacer la paz con eso.

Estar en constante comparación con otras persoans y autocriticarse son comportamientos tóxicos que tienden evitar. Tanto a nivel corporal como a nivel mental y emocional, algo tan simple como lo es la forma en que vivimos ese aspecto “físico” de la sexualidad puede decir mucho. Cómo nos sentimos sobre nuestro cuerpo/autoimagen influye directamente en la capacidad de sentir placer o incluso de tener deseo sexual.

En el aspecto emocional y mental, reflexionen sobré cómo se comunican en una relación sexual. ¿Pueden pedir lo que les gusta cómodamente diciendo que algo no se esta sintiendo bien? ¿Sienten que son firmes al poner limites, al decir que tal vez no tienen ganas o sobre qué cosas hay disposición o no hacer?

¿Receptividad, honestidad y compasión a la hora de tocar temas sobre fantasías, alguna carencia, o simplemente para cuando la pareja exprese algo en relación a lo que hacemos o cómo lo hacemos?

Estas y otras preguntas reflejan nuestro nivel de conexión con nuestras emociones y necesidades y si somos capaces de comunicarlas. La tendencia suele ser que nos reduzcamos a complacer, callar, o reprimir. Por eso muchas personas no experimentan orgasmos en pareja, o no disfrutan del sexo o buscan satisfacer sus fantasías afuera.

Todo esto es fácilmente traducido a cualquier otro aspecto de nuestra salud mental y emocional. Si no podemos tan siquiera comunicarnos entre nosotros, mucho menos lo lograríamos en otras situaciones intimas o cotidianas.

Una de las claves para el buen sexo es la comunicación, pero también lo es para las relaciones en general. Una persona complaciente, que niega o reprime sus necesidades o que es incapaz de expresar sus sentimientos, difícilmente sea alguien que pueda liberarse por completo en la cama, que pueda confiar, que se sienta con derecho a pedir y sentir o que pueda crear de manera genuina intimidad con su pareja.

Igualmente, le costará arreglar una situación laboral injusta, o podrá sentir la frustración porque las personas cercanas no le dan lo que quiere/necesita, se vean siempre como víctimas, o se conforman fácilmente a relaciones o situaciones, aunque no estén felices.

Para amarrar lo dicho, al fraccionar estos aspectos tanto a nivel sexual como de salud general podríamos identificar muchas cosas que quizás requieran más de nuestra tiempo, atención y cuidado.

Debo decir que bastantes de las preocupaciones a nivel sexual (cuando lo físico se ha descartado- enfermedades, medicamentos etc.) tales como baja libido, dificultad de orgasmo en pareja, erecciones débiles o difíciles de obtener, o dolor durante el sexo pueden tener sus raíces en una o varias de estas áreas.

Sabemos que con una pastillita no mejoramos nuestro aspecto físico, ni con una ida al psicólogo sanamos todas nuestras heridas. Lo mismo con la sexualidad, no hay pastilla o técnicas para arreglos rápidos o fáciles, se debe invertir ganas, tiempo, amor y energía en todos sus componentes para estar saludable.

La salud sexual es y debe ser parte de nuestro chequeo constante en término de calidad de vida, porque nos manifiesta cómo nos vemos, sentimos, comunicamos, , pensamos y somos.

Mi invitación para este año que inicia es que según la reflexión que hayan hecho de sus vidas sexuales es que se propongan hacer algo a favor de mejorar su salud sexual, ya sea en cuanto a su salud física (para verse como quieren, tener más fuerza o energía) en mejorar la relación (más comunicación, ayuda profesional, dedicar más tiempo de pareja) salud mental (procesar emociones o traumas, ir a terapia, manejo del estrés, etc) y obviamente expandir sus conocimientos en temas de sexualidad (libros, podcasts, redes sociales, coaching conmigo 😉 o cualquier plataforma dónde se puedan informar sobre temas de interés.

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