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Sweet Tooth: la sorprendente historia del niño ciervo

@Popcorn506 para El Observador Nos ha pasado muchas veces y esperamos que así siga siendo. Netflix nos vuelve a sorprender…

Por Blog

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Sweet Tooth: la sorprendente historia del niño ciervo
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@Popcorn506 para El Observador

Nos ha pasado muchas veces y esperamos que así siga siendo. Netflix nos vuelve a sorprender gratamente con una serie de la que no se había hablado mucho antes de su estreno y nos regala una historia que combina actualidad, ciencia ficción, aventuras y muchos sentimientos.

Sweet Tooth, el niño ciervo, es la última gran serie original estrenada por Netflix, que nos traslada a un mundo post pandémico, aunque, en esta ocasión, mucho más alejado de la antigua normalidad que el que nosotros esperamos.

Debido a un suceso al que llaman el gran infortunio, empezaron a aparecer bebés híbridos entre hombres y animales por todo el mundo. No se ha podido saber a ciencia cierta si el virus que ha causado tantas bajas a nivel mundial es la causa o la consecuencia de estos niños, pero sí que han sido todo un objetivo constante para los cazadores.

Uno de estos niños, Gus, sobrevive aislado en compañía de su padre, en una pequeña granja en el bosque que está protegida por una verja de la que no debe salir bajo ninguna circunstancia. Es un niño ciervo y su padre ha tratado de educarlo y protegerlo siempre ante las amenazas de un mundo exterior que, en realidad, es mucho más complejo y peligroso de lo que aparenta.

La historia, a priori, puede parecer un poco extraña. Es verdad que el choque que sentimos al comenzar la serie, en el que se enfrentan las similitudes actuales y esas diferencias tan abrumadoras con un niño ciervo como claro protagonista, a algunos le resultarán bruscas.

Pero esto es algo que, poco a poco, sobre todo superado el primer capítulo y profundizados los personajes principales, se supera sin dificultad. Da igual que tengamos a niños ciervo, niños conejo o niños cerdo. En el fondo, sus sentimientos y sus sensaciones no dejan de ser humanas. Es más, muchos espectadores podrán verse identificados, en modo metafórico, con algunas de las situaciones y miedos que Gus experimenta y sufre.

Uno de los puntos fuertes de Sweet Tooth es lo bien logrados y plasmados que están los personajes principales. Consiguen transmitir sensaciones reales y verosímiles incluso cuando estamos inmersos en una realidad que mezcla la incomodidad de lo actual con la fantasía de la ciencia ficción más realista.

Principalmente, podemos hablar de los personajes interpretados por Nonso Anonzie y Christian Convery, pero igualmente la trama encabezada por Adeel Akhtar y Aliza Vellani, cuyas interpretaciones resultan tan cercanas como emotivas.

Otro de los aciertos, a nuestro modo de ver, es el modo de intercalar los acontecimientos que contextualizan al gran infortunio y los que van sucediendo después. Es un modo efectivo de dosificar la información de modo que las incógnitas se descubran mesuradamente, aumentando la emoción, la intriga y el interés. Esto, junto a un ritmo adecuado, son las claves de que Sweet Tooth fluya sin complejos ni problemas durante sus ocho capítulos. Ni se hace aburrida por lenta, ni se hace agobiante por rápida.

En todo esto ayuda la excelente puesta en escena de lo que se refiere a la dirección artística, al diseño de producción y a todos los efectos visuales y especiales. Aquí comprendemos también el enorme trabajo de maquillaje y caracterización de los niños híbridos, tan reales, tan bonitos, tan creíbles.

De ahí, de nuevo, sacamos otra pregunta. ¿Por qué causaron tanto pavor, si a nosotros nos provocan simplemente ternura? Esas incógnitas, a veces contradicciones, ayudan a que la serie recopile fuerza y se muestre consistente frente al espectador.

Ese cuerpo fortachón nos mantiene alerta, nos plantea cuestiones y nos deja satisfechos después de cada capítulo, porque también tiene el talento de ir respondiendo y reconfortando.

¿Qué nos queda después de una pandemia? Tratar de ser mejores. Y pocas palabras pueden definir mejor lo que se descifra después de esta primera temporada de Sweet Tooth. El resto de sensaciones, solo son de ganas por ver más.