Ana María Parra A.
El martes no ha empezado nada bien para el famoso tenor español Plácido Domingo. Esta madrugada salieron a la luz decenas de acusaciones en su contra por supuesto acoso sexual.
Son más de 30 las denuncias, la mayoría, anónimas salvo la de la cantante Patricia Wulf, una mezzosoprano que cantaba con Plácido Domingo en la Ópera de Washington. La información fue revelada por la agencia de noticias AP.
Un total de ocho cantantes y una bailarina dijeron a AP que fueron acosadas sexualmente por Domingo en encuentros que tuvieron lugar a lo largo de tres décadas a partir de finales de los 80,, según consignó el diario español La Vanguardia.
“Una de ellas explica que Plácido Domingo pasó su mano por debajo de la falda y otras tres han confesado que las besó sin consentimiento alguno”, publicó La Vanguardia.
“‘Supuestamente se trataba de una comida de negocios. Pero es extraño cuando alguien pone su mano sobre tu rodilla en un encuentro así. Siempre te tocaba de alguna manera y te intentaba besar’, ha remarcado una de ellas”, reprodujo el diario.
Más denunciantes
A esas denuncias otra docena de mujeres declararon a la agencia AP haber tenido “obvias sugerencias” de Placido Domingo, que les “resultaban de lo más incómodas”.
“Así, una cantante explicaba que la invitó a salir varias veces después de contratarla para que cantara una serie de conciertos con él en la década de los 90”, consignaron los medios de acuerdo a la información circulada por la agencia de noticias.
“AP también ha hablado con otras casi tres docenas de cantantes, bailarines, músicos de orquesta, miembros del personal de backstage, profesores de voz y un administrador que dijeron haber presenciado un comportamiento inapropiado teñido sexualmente por Domingo.”
La noticia divulgada por AP ha corrido como pólvora entre los medios y las redes sociales.
Se ha consignado que las denunciantes no han presentado evidencia contundente como videos, grabaciones, cartas o mensajes que den prueba de lo declarado.
Lo que dice Patricia Wulf
La cantante Patricia Wulf, ya retirada, explicó en una entrevista reproducida por La Vanguardia cómo sucedieron los hechos.
“Vino a mí, se puso muy cerca y dijo ‘¿Patricia, tienes que irte a casa esta noche?’. Fue impactante. Fue muy difícil. Él es como Dios en mi profesión. Cuando viene tan cerca y te dice eso, lo primero que se te pasa por la cabeza es ‘¿qué?, y después piensas muy rápido ‘sí, por supuesto que tengo que irme a casa’ Y le dije eso todo el rato. Pero también piensas cuando te estas yendo ‘¿acabo de arruinar mi carrera?’”.
Wulf aclaró que Domingo nunca llegó a tocarla, pero que según su percepción las intenciones del tener eran claras.
“Cuando un hombre se acerca tanto a ti, con una sonrisa tan irónica te pregunta si te tienes que volver a casa una y otra vez, no se puede llegar a otra conclusión: quería acostarse conmigo. Especialmente, sabiendo la reputación de la que gozaba”.
La respuesta de Plácido Domingo
Antes las acusaciones divulgadas por AP y reproducidas por los medios y los portales de música, Plácido Domingo emitió un comunicado oficial de defensa que fue publicado, textual, por medios como ABC.
Esta es la defensa de Plácido Domingo antes las acusaciones por supuesto acoso sexual:
«Las acusaciones de estas personas anónimas que datan de hasta treinta años son profundamente preocupantes y, tal y como se presentan, inexactas.
“Aún así, es doloroso escuchar que pude haber molestado a alguien o haberlos hecho sentir incómodos, sin importar cuánto tiempo hace de esto, y a pesar de mis mejores intenciones.
“Creía que todas mis interacciones y relaciones siempre eran bienvenidas y consensuadas. Las personas que me conocen o que han trabajado conmigo saben que no soy alguien que intencionalmente dañaría, ofendería o avergonzaría a nadie
Sin embargo, reconozco que las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado. He sido bendecido y privilegiado de haber tenido una carrera de más de 50 años, y me ceñiré al más alto estándar”.
Ana María Parra A.
