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Una tarde viendo aviones: la tradición de 1928 revive cada fin de semana en Alajuela

Durante los fines de semana es más evidente. Las familias y grupos de amigos se congregan en los terrenos baldíos…

Por Josué Alvarado

Tiempo de Lectura: 6 minutos
Una tarde viendo aviones: la tradición de 1928 revive cada fin de semana en Alajuela
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Durante los fines de semana es más evidente. Las familias y grupos de amigos se congregan en los terrenos baldíos cercanos a la pista de aterrizaje de Alajuela y toman asiento, se ponen cómodas. Compran comida o la llevan hecha, prenden el radio del carro con su música favorita y esperan a que empiece el desfile.

Imposible no darse cuenta de que una aeronave está por llegar o salir entre la cantidad de personas que avisan y gritan con el más mínimo movimiento en la pista o con tan solo que se vea un punto a lo lejos en el cielo, que indique que pronto habrá otro espectáculo.

Es más evidente durante el fin de semana. Pero la realidad es que cualquier día habrá alguien que se detenga en estos mismos terrenos, aunque sea en soledad, para descansar y aprovechar del eterno show.

(Alonso Solano | El Observador).

Y si no tienen tanto tiempo disponible parquean cerca de la malla. Una práctica peligrosa, no recomendada, sancionada por la Policía de Tránsito, pero que sigue vigente. Ahora con mayor excusa: para tomar la foto y subirla a redes.

Además, las cercanías de la pista del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría no es el único sector desde el cual se ve la puesta en escena. Basta con rodear todo el terreno de la terminal para encontrar, al menos, ocho espacios aprovechados por las personas durante las horas de luz.

Galería | Un espacio público sin intervención 

(Alonso Solano | El Observador).

Las islas o estos terrenos baldíos ubicados en las cercanías de los cruces con semáforos, sobre la Autopista General Cañas, son de los sitios más concurridos actualmente. Pero no siempre fue así.

Previamente, en estas zonas había casas, una edificación tipo casona y hasta un plantel de la Policía de Tránsito.

(Alonso Solano | El Observador).

Sin embargo, con el paso de los años se tuvieron que remover para dar paso a la infraestructura actual. De ahí surgieron estos miradores improvisados que coinciden con la dirección de la pista.

En años anteriores los avistamientos se llevaban a cabo en terrenos más cercanos a la zona de aterrizaje. Sin embargo, cambios hechos recientemente (entre ellos el enmallado y la ampliación de la pista) provocaron una migración a estas islas.

(Alonso Solano | El Observador).

El Parque del Agricultor también ha sido un punto históricamente concurrido por los alajuelenses y las personas de todo el país que llegan a pasar el rato. Aunque no tanto como las actuales islas o las zonas en las que antes se permitía estar.

(Alonso Solano | El Observador).

El investigador de historia, Ronald Castro, menciona que a lo largo de los años ha existido una “microeconomía” en los sectores cercanos al aeropuerto. Esto no ha cambiado.

Más recientemente se unieron las caldosas a una oferta más tradicional de comidas como copos, mango sele con limón y sal, fresco de naranja recién exprimida y pipa fría para combatir el sol de Alajuela.

También papalotes (cometas), figuras inflables de personajes de Disney y otros atractivos para los más pequeños de la familia.

(Alonso Solano | El Observador).

A pesar de la concurrencia en estas zonas su abandono es evidente.

(Alonso Solano | El Observador).

Los terrenos actuales, ubicados hacia el este de la pista, surgieron como consecuencia de los cambios viales y modificaciones que hizo el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) hizo en la terminal.

Pero se convirtió en un punto estratégico. Debido a la dirección de la pista del aeropuerto las aeronaves prácticamente vuelan por encima de la gente.

(Alonso Solano (El Observador).

La desaparición del reconocido restaurante La Candela -que ofrecía el servicio de alimentación con vista lateral a la pasarela de máquinas- también provocó que estos otros terrenos resolvieran la falta de espacio.

(Alonso Solano | El Observador).

El cruce conocido como “Calle antigua al Balneario de Ojo de Agua”, que es la ruta que comunica el aeropuerto con Belén de Heredia, también ha suplido la misma necesidad. Sobre un terreno polvoriento, cercano a la intersección con la autopista, los visitantes se instalan para ver los aviones desde otro ángulo.

(Alonso Solano | El Observador).

¿Qué tan antigua es la tradición de ver aviones?

Tanto que sus inicios no fueron en Alajuela. Si no en el centro de San José, en lo que hoy se conoce como el Parque Metropolitano La Sabana.

(Alonso Solano | El Observador).

Aquí se ubicó una de las primeras pistas de aterrizaje del país. Cuando era un campo despejado fue el escenario de la llegada del primer vuelo para la década de 1910, cuenta el investigador de Historia, Ronald Castro.

Hay fotografías de un hecho ocurrido en 1928 que para el investigador podría marcar los inicios de la tradición del avistamiento de aviones en Costa Rica.

En aquel año aterrizó en la pista del aeropuerto de La Sabana el famoso piloto estadounidense Charles Lindbergh en su aeroplano Espíritu de San Luis. Cientos de personas se congregaron para ver el evento.

Un año antes, en 1927, Lindbergh se había convertido en la primera persona en cruzar sola el Océano Atlántico: de Estados Unidos a Francia en una aeronave y sin escalas.

“Se llenó totalmente el espacio libre de gente. La policía a caballo de aquel momento tuvo que despejar un poco para que Lindbergh pudiera aterrizar con cierta seguridad”, comentó Castro.

“Pero es algo inherente a la curiosidad humana, ver esas máquinas gigantes que vuelan. Siempre el sueño de volar está ahí presente, el sentirse dueño de los cielos es algo llamativo para los costarricenses”, señaló a este medio.

Las siguientes fotografías sobre aquel suceso fueron compartidas por la Embajada de Estados Unidos en su cuenta de Facebook.

“Yo creo que se volvió algo cultural ir a ver aviones”, finalizó el investigador.

Esa fue la primera “terminal aérea” que luego movieron por las pocas capacidades hasta Lindora, donde las personas también llegaban a ver la dinámica.

Finalmente, el aeropuerto se traslada a Alajuela.

(Alonso Solano | El Observador).

De hecho, la nomenclatura del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría que es “SJO” corresponde a la provincia donde estuvo instalada la primera terminal al inicio del siglo anterior, explica el historiador.

La nomenclatura no fue lo único que se heredó. También esa capacidad de atraer a las personas, que depositan en la pasarela de máquinas su deseo de conocer el mundo.