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Y si empezamos por acordar…

Yaxún Víquez para El Observador Para lograr entenderse a sí mismo y entender a los demás, se debe, en primer lugar, entender que todos los humanos…

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Y si empezamos por acordar…
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Yaxún Víquez para El Observador

Para lograr entenderse a sí mismo y entender a los demás, se debe, en primer lugar, entender que todos los humanos tienen un complejo sistema de creencia o paradigma, adquirido por influencia social, familiar, educacional y que con frecuencia dichas creencias adquiridas los perturban mental y emocionalmente, creando infelicidad.

En segundo lugar, aprender que se puede modificar el sistema de creencias para conseguir el anhelado equilibrio interior que lleva a la felicidad; o a esa búsqueda constante de paz, como lo hemos revisado en otros artículos.

Me gusta mucho ligar la emoción de felicidad al estado de paz, hoy, particularmente quiero comentarles de algo que se escucha actualmente con mucha frecuencia y creo que nos funciona como referencia para poder trabajar en este sentido y son, los cuatro acuerdos de la filosofía Tolteca,

Sea impecable con sus palabras

Las palabras se pueden utilizar para bien o para mal dependiendo de cómo las diga y a quien las diga, utilice apropiadamente para compartir el amor.

No se tome nada personal

Respecto a la opinión ajena, para bien o para mal es mejor no depender de ella.  Todos tenemos visiones (acuerdos) distintas del mundo, no podemos saber si la otra persona a lo mejor tuvo un mal día.

Todo el bien o mal que pudiese generar alguien, primero se lo está provocando a usted.

No haga suposiciones

Nunca nada que pasa fuera es personal, pero, en cualquier caso, no saque conclusiones precipitadamente. No siempre tiene la razón y procure no generar malas situaciones que pueden ser evitadas.

Haga siempre lo máximo que pueda

Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos, reconociendo y validando nuestra humanidad que para mí es nuestra vulnerabilidad.

De modo que, si se cae, no se juzgue.

No le dé a su juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empiece otra vez desde el principio.