Hermes Solano
Cartago es fiesta y no es para menos. Después de 81 años no celebrar un título, este miércoles alcanzaron el máximo honor del fútbol costarricense.
El 95% y quizá hasta más de aficionados brumosos nunca habían visto a su equipo campeón y ya lo lograron.
Por eso la fiesta en la Vieja Metrópoli fue hasta el amanecer.
La Plaza Mayor o mejor conocida como las Ruinas, fue el centro de reunión de los seguidores blanquiazules, que vivieron el partido en pantalla gigante.
Sufrieron con el gol de Alajuelense que empataba la serie y estallaron de alegría con el tanto de Arturo Campos en tiempo extra, que les dio el tan anhelado cetro.
Los aficionados llenaron las calles de la provincia y a pesar de la lluvia y el frío no se fueron para sus casas.
Cartago no durmió y esperó a sus campeones.
La carroza con los jugadores y el cuerpo técnico llegó al centro de la Vieja Metrópoli minutos antes de las 4 a.m.
El lugar seguía repleto. Nadie quería perderse la celebración y no está de más, pasaron ocho décadas para conseguirlo.
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Amanecieron en la calle
Nublado, con neblina, pero con los primeros destellos de luz natural, la afición todavía seguía en las calles.
Camisetas, banderas, bufandas, gorros… Todo sirvió para celebrar una noche histórica.
Nueve años después de su última final, donde estuvieron muy cerca y los penales le dijeron que no, Cartaginés logró bordar su cuarta estrella en el escudo.
Le dijo adiós a maldiciones, al Muñeco y a las cartagadas.
Cartago celebra por todo lo alto su título y la afición sigue embriagada de alegría por la hazaña.
