Tomás Gómez
La oleada de migrantes que salen de Sudamérica hacia Estados Unidos no se detiene: en 2022 se calculó un movimiento de 250.000 personas y para este 2023 y la proyección se duplica.
Aunque se trata de personas que solo están en tránsito, su impacto en países de paso como Costa Rica y Panamá no es menor y genera preocupación entre las autoridades.
Ello llevó que ambos países se unieran para pedirle a Colombia un control más estricto en la zona de salida.
“A Panamá y Costa Rica les interesa que Colombia coopere con una mejor administración del paso por el Tapón del Darién. Con un paso que se convierta en un paso regulado y seguro y no cómo es actualmente, una emboscada de la muerte para esas señoras, familias y niños que vienen caminando desde el Sur buscando la frontera sur de Estados Unidos”, explicó el Canciller, Arnoldo André, en entrevista con El Observador.
“Las cifras son impresionantes”
Más allá de la migración que pasa de Sudamérica, Costa Rica sigue siendo una opción para quienes buscan afincarse de manera permanente.
En esa línea, el Canciller recalca que el país sigue en medio del “desafío”.
Por un lado, esos grupos necesitan atención temporal y por otro, se mantiene la llegada de extranjeros desde el norte.
El perfil ha tenido un ajuste. Según el jerarca la enorme mayoría siguen siendo nicaragüenses pero también ha subido el número de cubanos que siguen esa travesía.
¿Alcanza la ayuda para los migrantes?
Con el cambio de Gobierno, el año anterior, Costa Rica subió el tono en cuanto a la petición de ayuda internacional para atender el flujo de migrantes.
“Hemos sido muy vocales en señalar que si bien Costra Rica está comprometida a respectar todas las convenciones internacionales y a acoger con humanidad a los perseguidos políticos también es cierto que es un problema cuya causa no ha sido Costa Rica”, insiste André.
“No ha sido justo que todo el peso financiero de acogida lo cargue Costa Rica sola; y Costa Rica tenga que incurrir en deuda externa por ejemplo, el pagar intereses sobre esa deuda para resolver un problema cuyo origen no es Costa Rica”, agregó.
La estrategia ha incluido un acercamiento a entes de las Naciones Unidas como ACNUR y OIM; y a países como Estados Unidos.
También se tocaron las puertas del Banco Mundial, que cuenta con un mecanismo que hasta ahora solo Colombia y Ecuador habían recibido. Mediante un fondo especial, el ente donó cerca de $20 millones para el desafío migratorio.
No obstante esa colaboración, el Canciller advierte que aún faltan recursos para cubrir todas las necesidades.
“No es suficiente”, concluyó.
