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De la Matemática, el Derecho, y los lóbulos cerebrales

Juan Diego Sánchez Sánchez/ Profesor Lead University  Es muy usual observar una marcada separación en los patrones de conducta y…

Por Desde la Columna

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De la Matemática, el Derecho, y los lóbulos cerebrales
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Juan Diego Sánchez Sánchez/ Profesor Lead University 

Es muy usual observar una marcada separación en los patrones de conducta y de ejercicio profesional en las carreras ligadas a las Ciencias Jurídicas, entiéndase el Derecho, y aquellas de enfoque matemático, tales como la Economía, las Finanzas, u otras.  Denotando lo que pareciera ser una división entre el abordaje de una ciencia interpretativa basada en letras, como lo es el Derecho, y otra que implica un enfoque totalmente práctico como lo es la Matemática.

Tema que ha creado la percepción social que dictamina que solamente pareciera poderse desarrollar a fondo alguna de las dos ciencias en cuestión, prácticamente ejerciendo un juicio a priori, en el que se define que el ejercicio de las habilidades se encuentra dividido y solo puede alcanzarse la excelencia en el Derecho o en las ciencias ligadas a las Matemáticas.

Sin duda la afirmación anterior no solamente parece ser incorrecta, sino que además establece una generalización para todo individuo, aspecto que por un evidente criterio de individualismo humano, existencial y ligado al libre albedrío social y sicológico, no puede ser aplicada por igual a toda persona, pues en esencia cada quien tiene el poder decidir aprender y desarrollar una determinada carrera o profesión, indiferentemente de las habilidades mentales y neuro-conductuales que esta conlleve, además de ser contraria a temas tales como la plasticidad neural, la cual establece el precepto de la posibilidad de aprendizaje de nuevas situaciones y conceptos para la persona.

Ahora bien, resulta interesante analizar acá ambas disciplinas, tanto desde un enfoque educativo, así como desde una perspectiva de neuro-conducta, pues aunque en principio parecen estar separadas por su mismo desarrollo e incluso por su preconcepción social, al estudiar las activaciones neurales que conllevan, así como los elementos cognitivos que contempla el estudio del Derecho y de las Ciencias Matemáticas, parecen estar más ligadas entre si de lo que se creería en primera instancia.

Primeramente es de interés destacar el patrón educacional usual dado en la carrera de Derecho, en el cual resaltan puntos tales como le lectura extensiva, el análisis de contenidos, la separación de ideas en categorías de análisis, la comparación de doctrina y normativa, así como el establecimiento de criterios basados en la interpretación de textos, técnicas ligadas a la hermenéutica, disciplina precisamente enfocada al análisis profundo de documentos, y a su gestión de forma cognitiva para el establecimiento de criterios y conclusiones.

Estas actividades parecen tener un ligamen de interés con cuatro lóbulos cerebrales específicos, encargados de la gestión neural de estas técnicas de estudio, el occipital, el frontal, el parietal y el temporal.

Primeramente destaca el lóbulo occipital, el cual puede ligarse a la visión, mismo que tiene un funcionamiento de preponderancia al analizar textos. En segundo lugar se observa el lóbulo frontal, gestor del comportamiento racional y analítico de las personas, además del ejercicio de funciones ejecutivas y del entendimiento y resolución de problemas, para posteriormente observar el lóbulo parietal, que puede ligarse al análisis de las palabras y la percepción.

Finalmente puede denotarse generación de actividad en el lóbulo temporal, encargado en gran medida de la memoria cognitiva de la persona. De esta forma puede definirse una especie de circuito y activación en los lóbulos cerebrales al estudiar el Derecho, dada de la siguiente forma: 1) Lóbulo occipital (texto-vista), 2) Lóbulo frontal (análisis-razón), 3) Lóbulo parietal (palabras-criterio) y 4) Lóbulo temporal (memoria cognitiva). Es decir, podría definirse que se tiene un patrón de lectura, análisis, establecimiento de un criterio, y su almacenamiento mental para posterior uso.

Por otra parte se tienen las activaciones neuro-conductuales ligadas al estudio de las Ciencias Matemáticas, en las cuales, curiosamente parece generarse, al menos en principio, las mismas activaciones ligadas a los lóbulos cerebrales que en el caso del Derecho,  claro está con algunas diferencias. En relación a las activaciones en los lóbulos en cuestión, parece implicarse el mismo comportamiento que es dado para el estudio de las Ciencias Jurídicas, definido primeramente por el uso del lóbulo temporal, pues claramente la visión es fundamental para la captación de las operaciones matemáticas y sus procedimientos correspondientes.

Seguidamente parece denotarse una activación del lóbulo frontal, en especial por su ligamen al uso del razonamiento analítico y la resolución de problemas, ambas consideradas como funciones cognitivas de alto nivel y que requieren un nivel ejecutivo y analítico de peso.

En tercer lugar puede indicarse la generación de actividad en el lóbulo parietal, el cual no solamente se liga al entendimiento de las palabras, sino a su vez al ejercicio del razonamiento matemático y numérico neural, para finalmente detallarse la creación de un nuevo concepto o proceso aritmético, el cual se almacena en la memoria, ocasionando una activación en el lóbulo temporal.

De esta forma puede definirse que el circulo neuro-conductual en la activación de lóbulos cerebrales para el estudio de las Matemáticas parece ser dado por: 1) Lóbulo occipital (concepción de los enunciados y fórmulas), 2) Lóbulo frontal (razonamiento y resolución de problemas), 3) Lóbulo parietal (ejercicio del pensamiento aritmético) y 4) Lóbulo temporal (almacenamiento memorístico de procedimientos).

Es así que puede determinarse una similitud de interés en el estudio y aprendizaje de las Ciencias Jurídicas y las Ciencias Matemáticas, al menos en cuanto a su patrón inductivo de activaciones neurales en términos de los lóbulos, claro está, con sus marcadas diferencias en cuanto a los contenidos analizados y que buscan interiorizarse, resaltando este último punto como tema de interés, pues parece ser que la diferencia de mayor peso en la interiorización y aprendizaje de estas materias es dada por sus contenidos propiamente, más no por el patrón neuro-conductual del individuo, lo que parece señalar un ligamen de interés entre disciplinas.

Adicionalmente, es de interés también señalar que en ambas carreras toma especial preponderancia el concepto de la neuro-plasticidad, el cual, en palabras simples, consiste en la consolidación de conexiones neurales ligadas a experiencias y conceptos aprendidos, las cuales se tornan cada vez más fuertes a medida que una determinada acción se repite. Este tema puede ligarse al Derecho directamente por la necesidad de estar actualizando los contenidos normativos, así como las interpretaciones jurisprudenciales y doctrinarias, mientras que la Matemática se asocia al requerimiento inherente a esta ciencia de generar una constante práctica y resolución de ejercicios aritméticos y aplicativos.

En ambos casos su constante repetición permite el establecimiento de conexiones neurales más fortalecidas que repercuten en un mejor manejo analítico y práctico de los contenidos jurídicos en el primer caso, y de los procedimientos matemáticos en el segundo, revelando a la vez que la memoria cognitiva y aplicativa toma especial relevancia en ambas carreras.

Sin duda dos disciplinas que señalan tener contenidos intrínsecamente diferentes entre sí, y que sus procesos de aprendizaje y estudio han sido usualmente vistos como contrarios, con patrones y perfiles conductuales diferentes, en realdad parecen estar más conectadas de lo que en principio pareciera, donde el poder de decisión del ser humano juega un papel fundamental en el aprendizaje y la disciplina, y al considerar  que el cerebro puede ejercitarse, claramente la elección de la carrera de Derecho no implica automáticamente una deficiencia para la Matemática o viceversa.