Tomás Gómez
“Se entronizará en el corazón de las Américas una nueva dictadura el estilo prácticamente de los que sucede en Corea del Norte: dinástica, dictatorial y que está solamente soportada por el uso de la fuerza”.
Ese el resumen que hace la expresidenta Laura Chinchilla sobre las polémicas elecciones que celebrará Nicaragua este fin de semana, y que garantizarán al régimen sandinista un cuarto gobierno consecutivo.
Chinchilla, que ha sido una de las voces internacionales contra las estrategias de Daniel Ortega y Rosario Murillo, hizo además dos advertencias claves.
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Por un lado, el golpe que significará la crisis de Nicaragua para los demás países y, por otro, la necesidad de unión internacional para poder abordar la emergencia venidera.
Riesgos para Costa Rica y mal ejemplo para la región
Según explica Laura Chinchilla, la dinámica económica de Centroamérica genera que las decisiones de cada país impacten mucho a sus vecinos.
De esta manera fue directa al considerar que “Nicaragua va a dificultar la reactivación económica” de la zona.
Sobre Costa Rica enfatizó que el aparato económico-productivo no puede incluir a todos los migrantes de ese país.
Eso ha generado también que haya aumentado el éxodo de nicaragüenses hacia otros países del área o Norteamérica, lo que ha empeorado la crisis humanitaria.
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Agregó que las actuaciones del sandinismo impulsarán a otros gobernantes con tendencias autoritarias que amenazan en la zona.
“Nicaragua será un enorme estímulo. Van a querer seguir la misma ruta que Daniel ha seguido en todos estos años”, dijo.
Chinchilla ha expuesto sobre la crisis en Nicaragua incluso ante el Congreso de Estados Unidos. Este viernes participó del foro convocado por la oposición nicaragüense (Facebook)
¿Qué hacer con Nicaragua?
A menos de 48 horas de que se consume la jornada electoral en Nicaragua, donde el resultado a favor de Ortega se da por un hecho, la nueva interrogante es cómo actuar a partir de lunes.
En esa línea Chinchilla manifestó que el primer paso será una unificación de estrategias para evitar que se repitan los fracasos de Venezuela.
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Las sanciones, según dijo, deben ir en una línea común que abarque temas como cancelación de visas y congelamiento de bienes. Para ello la expresidenta sugirió que gobiernos y organismos de derechos humanos trabajen juntos.
Otro punto clave será la presión económica. Ahí la exmandataria destacó que entes como el Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Centroamericano de Integración Económica deberán revisar las ayudas.
Esta semana el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que, entre otras cosas, revisaría la participación de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio (TLC). Ahora solo falta la firma del presidente Joe Biden para que entre en vigencia.
El proyecto de Ley Renacer (siglas en inglés de Reforzar el Cumplimiento de Condiciones para la Reforma Electoral en Nicaragua) busca aumentar fuertemente la presión diplomática sobre el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua.
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Ortega consuma el acto
El clima político de Nicaragua, tenso desde las protestas desde el 2018, se enturbió aún más con la cercanía de elecciones.
Se calcula que desde entonces se suman 150 presos políticos, 300 muertes y 90.000 exiliados.
Para allanarle el camino a la reelección sandinista, el régimen preparó varias leyes para perseguir a la oposición y reducir sus opciones electorales.
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En los últimos meses se han dado varias olas de detenciones. Estas abarcan políticos, dirigentes estudiantiles, activistas y empresarios opositores.
De manera genérica, la Fiscalía sandinista ha denunciado a decenas de personas de “traición a la patria”, con lo cual generan procesos judiciales y retenciones irregulares.
El mecanismo dejó a la oposición de Nicaragua electoralmente inactivada. Sin embargo, un total de 6 partidos afines al sandinismo -conocidos como agrupaciones “zancudo”- aparecerán en la papeleta presidencial junto al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Con ello se intenta dar legitimidad a un proceso donde también se elegirán 90 diputados de la Asamblea Nacional y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
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La apuesta de la oposición es que la comunidad internacional no reconozca el resultado electoral. Ello se sumaría a las sanciones económicas que países como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea han dictado contra colaboradores del régimen sandinista.
Aunque Costa Rica ha realizado cuestionamientos al proceso electoral, el Gobierno de Carlos Alvarado no ha dado respuestas claras sobre si reconocerá o no a la administración que resulte electa en Nicaragua.
Los hijos de la pareja presidencial y otros colaboradores del sandinismo forman parte de los castigados por los países extranjeros. (AFP)
