Sergio Arce
“El sonido de las sirenas no paraba y no paraba. Y el sonido de las bombas tampoco paraba… era muy impresionante y abrumador, en especial para uno que viene de un país donde no estamos acostumbrados a estos escenarios”.
El anterior es el relato de Esteban Tapia Akerman, un costarricense que hace poco menos de dos años vive en Israel como ciudadano de ese país.
Este nutricionista de formación conversó con El Observador poco antes de la medianoche en Israel.
Al momento de la entrevista contó de que no se había registrado el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Tel Aviv.
Más de 1.500 cohetes
Hasta ahora, el centro de Israel había quedado bastante al margen de los frecuentes lanzamientos de cohetes desde la Franja de Gaza. Estos misiles suelen caer sobre todo en el sur o son interceptados por el sistema de defensa antiaérea.
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Sin embargo, esta ciudad costera ha sido uno de los blancos de los ataques por parte del movimiento islamista Hamás.
Esteban Tapia Akerman es un costarricense que hace poco menos de dos años vive en Israel como ciudadano de ese país (cortesía)
El ejército israelí informó este miércoles que Hamás ha lanzando al menos 1.500 proyectiles desde Gaza. Esto desde que el conflicto empezó a degenerar el pasado lunes.
Los enfrentamientos entre los grupos armados palestinos en este diminuto enclave palestino e Israel han causado hasta ahora más de 70 muertos.
En la Franja de Gaza han muerto 65 personas, de las cuales 16 eran niños. Del lado israelí se informó de al menos siete víctimas mortales.
Sin miedo, pero sí con mucha precaución
Tapia relató que la noche del martes -el día que reportó la mayor cantidad de cohetes lanzados- él se encontraba a unos 30 minutos de su casa. Estaba en su clase semanal de hebreo.
Y aunque desde la mañana había rumores de potenciales ataques, él recibió un mensaje de texto de otra costarricense 15 minutos antes de los ataques.
En este mensaje ella le advertía sobre el lanzamiento de proyectiles desde Gaza, y que lo tuviera en cuenta para la búsqueda de refugio.
Y esto pasó a las 9 p.m. hora local, luego de que su profesora y compañeros no lograron encontrar un refugio.
Esteban asegura que ese episodio despertó mucho nerviosismo entre sus compañeros, en especial para los que tienen hijos.
¿Y usted no sintió miedo? A lo que él respondió que, más que terror, prefiere confiar en la capacidad defensiva del ejército israelí para repeler los cohetes. Aunque reconoce que algunos de ellos cayeron y muy cerca de donde él se encontraba.
Confianza en mejores tiempos
Una vez pasó este episodio, Esteban se comunicó con su familia en Costa Rica. Asegura que es muy franco con su mamá y hermanos acerca de lo que ocurre en Israel y, particularmente, en Tel Aviv.
Con respecto a los refugios detalló que las torres de apartamentos de reciente construcción deben incluir una especie de “cuarto de seguridad” en cada unidad habitacional.
Se trata de un espacio sin ventanas, con paredes más gruesas al resto de la propiedad y puerta de hierro. En el caso de los edificios más antiguos estos refugios se ubican en el sótano.
Cuando se mudó a Israel, Esteban sabía de la existencia de un conflicto de larguísima data entre judíos y árabes. Pero nunca pensó -dijo- vivir momentos difíciles. Y es consciente de la importancia del diálogo entre ambas partes.
Por lo pronto desea que ese diálogo se destrabe en procura de la tranquilidad y paz entre ambos pueblos. En el fondo confesó que desea evitar una “guerra a gran escala”, tal y como lo advirtieron las Naciones Unidas este martes.
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