Sergio Arce
Evangelina González llegó a Costa Rica hace mes y medio con su patineta eléctrica bajo el brazo y un salveque con poca ropa pero lleno de incertidumbre ante su nueva aventura.
Era la primera vez que esta argentina residente en Alemania tocaba suelo centroamericano para recorrer una buena parte del país en su vehículo.
Esto como parte de una meta que se propuso para conocer al menos un país de cada continente a bordo de su patineta.
Ella no tenía mayor información del país salvo que no hay ejército y una abundante naturaleza, entre otras características. Aunque también le habían dicho que Centroamérica es una zona insegura.
Sin embargo, hace una semana ella abandonó Costa Rica con el corazón “echo un puñito”. Lo que se suponía sería una estancia de unas cuatro semanas, Evan -como le llaman de cariño- se quedó siete días más.
En entrevista con El Observador desde un poblado cercano a Fránkfurt, ella reconoció que se enamoró del país, tanto que se tatuó la bandera tricolor en una de sus piernas.
Y no hay día que no recuerde y extrañe este pedacito de tierra con nostalgia y cariño, aunque contó que el baño de realidad lo tuvo cuando conversó con este medio.
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“Una tica más”
González no tuvo el menos reparo en probar cuanto platillo le ofrecieron. Aquí se hospedó en las casas de ticos de buen corazón que le abrieron sus puertas de par en par.
También visitó lugares gracias al cariño que le prodigaron los costarricenses en zonas como Siquirres, La Fortuna y Cañas.
Además logró entablar amistad con gente que la acompañó en diferentes tramos del trayecto.
Mencionó especialmente a Priscilla, quien sacó vacaciones para convertirse en su “asistente” de viaje. De hecho ella aparece en varios de los videos que Evan subió a sus redes sociales.
Evan habló de Luis, quien con su moto la acompañó en carretera. Y, desde luego, a Raúl, que cuidó de ella 45 kilómetros a bordo de su bicicleta.
“La gente en el mundo tiene que saber que lo mejor de Costa Rica es su gente. Los costarricenses son personas cariñosas, cálidas… Me abrieron las puertas de sus casas y hasta me dieron hospedaje en un hotel en La Fortuna.
“Y también hubo quienes viajaron kilómetros y kilómetros para llegar donde yo estaba para conocerme, darme un regalito y saludarme. Siento que les debo mucho a ustedes… aunque yo ya me siento una tica más”, expresó emocionada.
Todo comenzó en TikTok
Evangelina reconoce que este enganche con los costarricense se dio gracias a las redes sociales, en especial TikTok, la plataforma desde la que ella dio cuenta de su día a día en Costa Rica.
Desde el primer video que subió dando la noticia de su llegada a Costa Rica -y la nota que este medio publicó de ella-, los ticos se ‘engancharon’ con esta argentina de risa y verbo fáciles y cálidos.
Ahora, desde el frío de Alemania, ella extraña todo de Costa Rica: el gallopinto, el rice & beans, las caldosas y el chiliguaro de maracuyá (de las mejores bebidas que ha tomado en su vida, confesó).
“Todo lo que experimenté fue para bien. Costa Rica tiene tanto que enseñarle al mundo: desde su pasión y amor por cuidar la naturaleza, la producción de energía renovable y ante todo los ticos, mis ticos queridos”, dijo con nostalgia.
Ella espera regresar a nuestro país para conocer el Pacífico -a bordo de su patineta eléctrica- así como algunos sectores del Valle Central.
Por lo pronto, el amor que siente por este país no solo lo lleva tatuado, sino que lo demostrará el próximo miércoles cuando Alemania se enfrente a Costa Rica en el Mundial de Catar.
Ella irá a un bar con una bandera de Costa Rica que lleva decenas de firmas de ticos que le han pedido que se venga a vivir a nuestro país. Y Evangelina subrayó que no lo dudaría.
