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Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore

@Popcorn506 para El Observador La semana pasada, como ha sido costumbre, por dicha, nos ha traído uno de esos estrenos…

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Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore
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@Popcorn506 para El Observador

La semana pasada, como ha sido costumbre, por dicha, nos ha traído uno de esos estrenos que nos hacen sentir un poco más vivos o, al menos, un poco más prepandémicos.

Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore es la nueva entrega de una de las sagas más originales y entretenidas entre las que permanecen en activo.

En lo que a nosotros respecta, el mundo creado por J. K. Rowling en Animales fantásticos es fascinante.

Y, lo mejor de todo, es que es un mundo que, si cabe, puede lucir mucho más en la gran pantalla de lo que hizo Harry Potter, porque los resultados de este tipo de criaturas fantásticas, con las tecnologías disponibles actualmente, son verdaderamente maravillosos.

Diríamos, incluso, que también son historias enfocadas a un público más amplio, en cuanto a que no parecen tan exclusivas para los infantes como las del pequeño mago.

Al menos, en cuanto a las posibilidades, porque otra cosa es que hayan exprimido todo lo que tienen y, en esta última especialmente, tal vez se hayan enfrascado más en retornar a aquel tono más infantil.

Vamos por partes

Por este motivo, esta tercera saga es la que a muchos de los mayores seguidores de Potter les puede gustar más, porque resulta más cercana a aquellas películas.

En cuanto a su comparación estricta con las dos anteriores de su saga, hay algunos puntos en los que sí queremos detenernos.

En primer lugar, hay que decir que el apartado técnico visual está a un nivel supremo y no hay lugar a comentarios salvo que sirven a la perfección para el objetivo de entretenimiento y deleite ocular.

En lo que respecta a la historia y al conjunto de tramas, podemos tener más dudas. Esto por cuanto notamos un poco la carencia de solidez a la hora de transmitir algunas de las tramas.

Y esto hace perder el hilo con respecto a lo que sí deberíamos tener como centro de la película.

En lo que creemos que es el gran punto fuerte de la película, además de ese apartado tan vistoso en lo referente a los efectos y las animaciones, el reparto, tenemos más puntualizaciones que hacer.

Peso de los personajes

Para empezar, queremos notar que el peso entre los personajes aquí está más repartido.

Dumbledore, interpretado por Jude Law, toma más fuerza. Y  aunque el título de la película lo da a entender, es el que atrae la mayor parte de la atención.

Aquí es donde tenemos que hablar de lo que mucha gente ha estado comentando y nosotros no podemos ni queremos pasar por alto: el Grindelwald de Mads Mikkelsen.

Son varias las cosas que hay que decir a este respecto. La primera, que el Grindelwald que vimos en el pasado, interpretado por Johnny Depp, era maravilloso, como lo suelen ser sus personajes.

Eso sí, con las características propias e inherentes de las interpretaciones de personajes de este estilo por parte de Depp.

Y, en este sentido, Mikkelsen aporta unos matices propios y un poco diferentes. Nosotros no sabríamos decir si mejores o peores. Porque estamos casi seguros de que, de haber actuado en esta, Depp también habría hecho un gran papel.

Quizás diferente al de hoy, pero igualmente interesante. Y, después de todo, lo que sí queremos comentar como gran acierto es que Mikkelsen no se haya visto condicionado por el primer Grindelwald. O no haya querido imitarlo, sino que le haya dotado de un carácter auténticamente genuino.

Por último, destacar que el personaje de Newt pierde fuerza aquí, aunque es entendible por la historia concreta que cuentan.

Pero es uno de los que aporta más notas de humor, junto al ya clásico Kowalski, por lo que mantiene sus notas de protagonismo.

En definitiva, una buena producción que, aunque nos haga sentir que podía haber llegado más alto, no decepciona si lo que buscamos es disfrutar de un largo rato lleno de magia y fantasía. Seguramente, uno de los mejores títulos del cine comercial de esta temporada post Oscar.