Blog
Popcorn506 para El Observador
Nadie duda de que Martin Scorsese es uno de los mejores directores vivos y uno de los más importantes de la historia del cine. Y esto hace que cualquier movimiento o posicionamiento suyo sea noticia.
Por eso, las controversias en las que se ha visto envuelto en los últimos tiempos, tan exageradas como innecesarias, han hecho tanto ruido.
Pero, por suerte, todas las noticias y voces que han surgido en las semanas recientes han sido por el motivo que todos deseamos acerca de él: que estrena una nueva película.
Una historia real
Killers of the Flower Moon es todo un regalo para los amantes de su cine. En ella, Scorsese recoge la historia que cuenta David Grann en su libro y que está basada en la historia real de la nación indígena Osage, cuyos miembros fueron asesinados hace más o menos un siglo, al poco de que se descubriera petróleo en sus tierras.
A pesar de estos brutales crímenes, que en su tiempo sí fueron muy nombrados, esta no es una historia que resulte muy recordada hoy.
Pero esto es un punto que juega a favor de la película, ya que le aporta el morbo necesario para seguirla y, posteriormente, interesarse, a la vez que no es una trama cuyo final todos conocemos.
Pero esto, casi que daría igual, porque los motivos para verla son varios y muy contundentes.
La vuelta del gran Scorsese
El gran Scorsese no se había marchado. Solo estaba un poco escondido, preparando esta nueva película. Y es que muchos de los que hoy están aplaudiendo su estreno, tenían dudas de que Scorsese pudiera mantener la buena forma artística. Afortunadamente, lo hace.
Estamos ante una película con una altura cinematográfica de las que no abundan. La madurez que demuestra no está al alcance de muchos cineastas y el estilo que la caracteriza no está al alcance de los tiempos actuales.
Porque, de algún modo, la inmediatez que impera en nuestro modo de vida actual ha calado también en la manera de disfrutar el entretenimiento.
No queremos caer en ese tópico de decir que la película es lenta o que es aburrida, y Scorsese es un maestro a la hora de manejar el ritmo en la narración. Pero no vamos a ocultar que, tanto por la duración total del filme, como por la pausa en algunos compases de la película, Killers of the Flower Moon no es el paradigma del dinamismo y la acción vibrante.
Una carrera de fondo
El trabajo laborioso del director, desde el comienzo de la película, acaba por dar sus frutos. La creación de esa atmósfera tan densa, tan oscura e incómoda surge efecto poco a poco, gota a gota.
Es un modo sutil de trasladarnos a la auténtica sociedad de esos Estados Unidos que se iban conformando y que tantas veces vimos idealizada en las películas del lejano oeste.
Aquí hay algo más de realismo, porque hay más cotidianeidad y no solo anécdotas brillantes. Por eso nos resulta también más creíble y, finalmente, efectiva.
Porque estamos ante una película cuya historia terminamos por creer y, en realidad, es lo que se merece. Porque fue así. Y al final lo reconocemos en todo su sentido.
Y… además de Scorsese
Dicen que una película es obra de su director o, en algunos casos, de su productor. Pero ninguna de las mejores películas de cualquier director puede llegar a serlo sin otras manos alrededor. Ni siquiera las mejores películas de Scorsese.
Aquí, para empezar, tenemos en el reparto a dos nombres que lo han acompañado en muchas ocasiones y en alguna de sus mejores películas: Leonardo DiCaprio y Robert De Niro.
Y esto es bueno, sin ninguna duda, muy positivo para el resultado final. Pero también lo son otros nombres como Lily Gladstone, Jesse Plemons, Brendan Gleeson o John Litgow.
Lo mismo sucede con el director de foto, Rodrigo Prieto, que lleva años acompañando a Scorsese y a muchos otros, y que es artífice importante de esa atmósfera tan compleja que tanto va a gustar a los espectadores.
Sin duda, una de las películas del año, que va a permanecer durante un tiempo largo en la mente de muchos y que, por fortuna, ayuda a elevar aún más el nivel del cine en un año que nos está regalando títulos importantes.
Blog
