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Unas vacaciones sin un herido en la familia… no son vacaciones

¿Y quién suele sufrir un percance?, ¿quién suele ser el que se pega el castañazo? Pues quien va a ser, un hijo de los Vargas, que son tropecientos.

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Tiempo de Lectura: 4 minutos
Unas vacaciones sin un herido en la familia… no son vacaciones
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Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

En unas vacaciones auténticas, de las de verdad, si no hay un herido de por medio no son tales y hasta diría que es preciso repetirlas, están… pues incompletas, como inacabadas.

Pues en esta época seca (que va de salida por Costa Rica) del protector 50; un día cualquiera, cuando menos te lo espera, uno que dice que menganito se ha herido o que le ha pasado algo.

Vamos a ver, que esto de lesiones, contusiones y demás desastres corporales tiene sus matices, no vayamos a dramatizar, que al personal le encanta.

Si no eres habitual del sitio donde veraneas, lo más seguro es que ni te enteres y, si lo haces… te va a preocupar ahora a ti que se haya lastimado un tío en Puntarenas, que eres de San Rafael (de los muchos que hay) y es la primera vez que vas a la isla… Ni caso. Lo oyes como puedes oír al del bar si quieres una birrita o unos chipirones, vamos, que te da lo mismo.

Otra cosa muy distinta es si eres un clásico de la zona, porque como llevas tantos años yendo allí, pues conoces a todo el mundo. Y, como ya has hecho el crucigrama, pues preguntas por preguntar, que si no te llega a salir la palabra de cinco letras en H-8 vertical… ni caso, que tú de bruto lo tienes todo.

¿Y quién suele sufrir un percance?, ¿quién suele ser el que se pega el castañazo? Pues quien va a ser: un hijo de los Vargas, que son tropecientos.

Pero esto ya es por pura estadística, tiene más posibilidades de que se esnafren que los tuyos, que solo tienes dos, que además son más parados que una lapa.

 Los Vargas: otro mundo

Los Vargas son unos abonados a los descalabros; de entre los ocho hijos que tiene, no hay época seca que a alguno no le pase algo.

Vargas es tan profesional y está tan hecho a estas vicisitudes, que cuando le dicen que a uno de los imberbes le ha pasado algo, ya ni pregunta si es grave o leve.

Si no que sentado en el sofá dice tranquilamente: “¿Quién de ellos?” como si en vez de haber traído varias criaturas al mundo hubiera traído un saco de manzanas. Un saber estar tiene el Vargas…

Una vez que se sabe quién es el siniestrado, entre el resto de los veraneantes se respira una gran serenidad; no solo porque sus hijos están bien, sino porque como ya se ha cubierto el cupo de infortunios.

Ya te da lo mismo que ahora tu chaval se suba al campanario de una iglesia y haga un carpado con tirabuzón o se tire de cabeza entre las rocas o a unas zarzas, la cuota está cubierta y cubierta está.

Después, porque en la vida siempre hay un después, viene la fase: “¿y cómo fue?”, que a todos interesa menos a Vargas padre, que como le han dicho que ya le han puestos diez puntos de sutura…

Pues enciende otro puro porque sabe que no es nada, que su nivel de preocupación está en dieciocho puntos en el cráneo, dos clavículas en cabestrillo y la rotura de cinco costillas, que fue lo que le pasó al mayor el año pasado.

El “¿y cómo fue?” nunca está claro en los primeros momentos y todo son especulaciones, que si estaba nadando y se dio con un barco que se acercó a la playa, que si una ola lo tiro contras las rocas, que si se dio un golpe con la moto, con la bicicleta….

 Yeso por todas partes

Hasta que al día siguiente aparece el interfecto con una pierna y una oreja enyesada… todo es loquear por parte del personal. Y cuando lo ven, pues entonces el bestia del chico dice que no fue nada, joé como se las gastan los Vargas, que no fue nada y está como si saliera de la nieve, todo blanco con tanto yeso…

Y entre risas, y con algún pequeño gemido de dolor, explica que fue en el cerro Chirripó, cerca de una urbanización, al coger unas piñas para hacer un fuego por la noche…

Que iban a hacer una hoguera, que se subió a unas ramas y… pues que se cayó. Y dice se cayó como pudo decir (un hermano, obviamente) que se mató; pues no, se cayó.

Y como esto del cuchicheo también se estila en todas la épocas secas y de lluvia, pues alguien que le pregunta  qué le dijo el padre; o sea, Vargas, y el chaval, como su fuera todo muy normal, pues dice que nada, que su padre se levantó pronto para ir a pescar con un amigo y que aún no lo ha visto.

Y cuando se va el muchachote, porque eso sí, Vargas mide 1,60, pero sus chavales sobrepasan el 1,90; pues todos a criticar a Vargas.

Que si es un animal, un bruto, un insensible un… y no saben que Vargas es eso, un profesional de los cataclismo. La verdad… ganas de darle vueltas al asunto.

 

Manuel Guisande