Avenida O

¿La alegría se enseña?

Beatriz Cascos para El Observador A veces me sumerjo en la generosidad de las familias cuando acuden a nosotros, en…

Por Blog

Tiempo de Lectura: 2 minutos
¿La alegría se enseña?
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Beatriz Cascos para El Observador

A veces me sumerjo en la generosidad de las familias cuando acuden a nosotros, en busca de un atisbo de sabiduría… ¡Si supieran que en realidad son ellas las que nos guían a nosotros, a través de sus preguntas y sus dudas!

Muchas narran con tristeza que sus niños parecen no encontrar la ilusión con nada. Parece que la vida se ha tragado sus sonrisas y los padres corremos a las tiendas a ver si allí hay algo, un juguete o un play station, que puedan resolver este enigma.

Pero no, no lo hace porque la alegría, en primera infancia se respira: la curiosidad, la permanencia en el presente, el juego continuo, hace que nuestros niños y niñas, vivan en modo alegría.

Pero llega la niñez, la adolescencia, y es común escuchar, conversar, acerca de este “estudiante de intercambio” que ha llegado a casa, que se parece a nuestros hijos, pero en realidad habla otro idioma, se comporta diferente, y a veces nos mira como si no entendiésemos nada.

Su mirada está bien fundamentada…. porque en algunas ocasiones, de verdad que no entendemos nada.

También observo niños y niñas, que sonríen más que otros. Observo rostros que se mantienen afables, con un brillo de simpatía; y después miro a sus madres, a sus padres, a sus abuelas…y constato, de dónde viene esa alegría.

¡¡¡La alegría se enseña: amores de mi vida!!!

Existe un fenómeno maravilloso del que muy pocos tomamos conciencia; se llaman las neuronas espejo. 

Me gusta mucho el nombre, por cierto.

Estas neuronas mágicas pueden conseguir lo que 300 charlas fundamentadas no logran hacer. Las neuronas espejo, sin palabras, consiguen que nuestros niños y niñas, sonrían, agradezcan, colaboren, y en ocasiones pongan la mesa.

La Madre Teresa, a quién admiro y me permito el lujo de decir que quiero, aún sin conocerla; ese alma inmensa en un cuerpito de metro y medio….; decía que no nos preocupemos porque los hijos no nos escuchan, porque siempre nos están observando.

Y vuelvo a exponerle, lector generoso, este tema maravilloso de las neuronas espejo, y la alegría.

¿Qué tal si enseñamos a nuestros niños sobre la alegría, tomando la decisión de vivirla…. un poquito todos los días?

¿Qué tal si en este proceso de educar a nuestros cachorros, en esto de la alegría… resulta, que nos reporta tremenda ganancia poder sentirnos vivos, en cada pequeña cosa de la vida?

Y así como lo cuento… hablamos con las familias, dejémonos de play station, y tomemos la decisión de reír, de sonreír, de relativizar los pequeños tropiezos de todos los días.

Practiquemos y practiquemos cada día.  Sonriamos en todas las direcciones, para que estas neuronas mágicas nos ayuden a envolver el regalo inmenso a los niños y las niñas… el poderoso obsequio que es vivir con alegría, cada día de nuestras vidas.