23 voces Cambio Climático

La ciencia es fundamental para la acción climática eficiente en Centroamérica

Se requiere de conciencia país y voluntad política para comprender que el financiamiento de la investigación científica es esencial

Por Redacción El Observador

Tiempo de Lectura: 5 minutos
La ciencia es fundamental para la acción climática eficiente en Centroamérica
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Por Ana María Durán Quesada

Antes de discutir algunos de los principales retos para la mitigación y adaptación ante el cambio climático, es importante aclarar algunos conceptos. Tiempo y clima son términos que cada vez más se utilizan como sinónimos cuando en realidad tienen significados muy distintos. 

El tiempo atmosférico, o simplemente tiempo, se refiere al estado de la atmósfera en un lugar y momento determinados: las condiciones de temperatura que percibimos al salir de la casa, la lluvia y el viento, forman parte de lo que compone el tiempo. Mientras que el clima corresponde a las condiciones que prevalecen en un sitio determinado por largos periodos de tiempo y abarca desde años hasta décadas e incluso más allá. 

Mientras el tiempo cambia en el corto plazo (horas, días, semanas), los cambios en el clima se perciben en periodos de tiempo mucho mayores. Por ejemplo, cuando tenemos un día con condiciones agradables decimos que hace buen tiempo y cuando queremos hacer referencia a que una región se caracteriza por condiciones cálidas hablamos de clima. 

Los términos de variabilidad climática y cambio climático se confunden algunas veces, y es importante tener claro que son diferentes. La variabilidad climática describe las variaciones en el comportamiento de las características del clima, causadas generalmente por factores naturales. El fenómeno El Niño-Oscilación del Sur, por ejemplo, corresponde a un fenómeno de variabilidad climática. Por otro lado, el cambio climático corresponde a los cambios en los patrones climáticos que ocurren en el largo plazo y que es causado tanto de manera natural como antropogénica (por intervención del ser humano). 

Es importante tener claro que los cambios climáticos naturales ocurren de una manera muy lenta, mientras que el cambio climático antropogénico es mucho más acelerado. De ahí la importancia de avanzar en acciones de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, principal causante del cambio climático derivado de las actividades humanas. La complejidad está en que la variabilidad climática y el cambio climático actúan de manera combinada.

Una vez aclarados estas definiciones clave, ¿cuáles son los grandes retos nacionales ante estos impactos?  ¿Cómo podemos avanzar en estrategias de mitigación y adaptación mientras las capacidades de monitoreo hidrometeorológico se reducen cada vez más? 

Queda claro en el más reciente reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático que los estudios de atribución de cambio climático observado en regiones de Centroamérica están limitados por las observaciones. De igual manera, la separación de las señales de variabilidad y cambio climático se dificulta por la calidad y extensión temporal de los registros observacionales. Además, la disponibilidad de estas observaciones supone un problema para la validación, implementación y desarrollo de modelos climáticos en escala regional. 

Los retos

El primer reto es la gestión de una eficiente articulación interinstitucional que garantice la continuidad y mejora sustancial de las redes nacionales de monitoreo hidrometeorológico. No se trata solamente de la existencia de estaciones meteorológicas, sino de la integración efectiva de instrumentación que permita la conectividad de la información meteorológica con registros hidrológicos a nivel de cuenca con capacidad de informar sobre el estado de potenciales crecidas repentinas de los ríos. 

Debe considerarse además la importancia de que estas observaciones deben cumplir con criterios de calidad y una política de acceso a la información que garantice el buen uso de los datos, al mismo tiempo que educa a las personas usuarias sobre los procesos y costos operativos de realizar estas mediciones. 

La sostenibilidad de los sistemas de monitoreo depende, en gran medida, de la conciencia del costo de la generación de información de calidad y la comprensión de la necesidad de que estos registros se mantengan en el largo plazo. El dato hidrometeorológico de calidad es un recurso que permite mejorar la planificación y gestión de recursos hídricos, contribuir con la prevención de desastres, reducción de riesgo, optimización de la generación hidroeléctrica, entre otros. 

Una vez superado el primer reto, y con una cultura de gestión de información de calidad, el siguiente reto es el de la atribución, que corresponde a la identificación de la causalidad de los cambios en los patrones climáticos que observamos. Es decir, de qué manera podemos determinar si los cambios en la cantidad e intensidad de lluvia son causados por la variabilidad climática, el cambio climático o ambos. 

La atribución es clave para comprender mejor el origen de los cambios en las condiciones del tiempo y el clima. Además, conocer a fondo las afectaciones de la variabilidad climática nos permite avanzar en el desarrollo de políticas para mitigación y adaptación cuya eficacia puede evaluarse en el corto y mediano plazo, ayudando a mejorar la manera en que podemos afrontar los impactos del cambio climático. 

Si bien es claro que el cambio climático es un problema prioritario, dejar de lado la importancia de la variabilidad climática nos pasa una factura muy cara y limita nuestra capacidad de reacción ante la ocurrencia de eventos extremos. La atribución se convierte entonces en una herramienta muy poderosa para brindarle a la población la implementación de políticas de mitigación y adaptación reales, eficientes y mensurables. 

El tercer reto que podemos destacar es el de la evaluación de la gestión, una vez que estamos en capacidad de implementar política pública para mitigar los impactos de la variabilidad y el cambio climático, tenemos la obligación de evaluar los alcances de estas políticas, acciones de gestión y estrategias de alerta temprana ante el desarrollo de eventos extremos que se desarrollan. 

Resuelto el tema de la atribución, con el enfoque de una cultura de calidad y evaluación de la gestión, el siguiente reto es el del fortalecimiento de las soluciones basadas en ciencia. Los procesos de investigación científica, tanto básica como aplicada, son esenciales para responder a la crisis climática. 

No es suficiente con hacer uso de técnicas de observación, análisis y modelos que han sido desarrollados para condiciones climáticas que poco tienen que ver con nuestra realidad. Avanzar en el fortalecimiento de la generación local de conocimiento con la correspondiente dotación de recursos es uno de los grandes retos nacionales y regionales. La dependencia total de esquemas de investigación importados no es una solución viable para nuestra región. 

Conciencia y voluntad política

El sistema de educación superior público costarricense ha realizado una gran inversión en la formación de científicas y científicos altamente capacitados para enfrentar los retos de investigación climática y ambiental en el contexto nacional e internacional. No obstante, se requiere de conciencia país y voluntad política para comprender que el financiamiento de la investigación científica es esencial para resolver los problemas que aquejan al país. 

Es necesario potenciar el desarrollo científico y tecnológico nacional mediante una mejor gestión y dotación de recursos que potencien la sostenibilidad de estrategias nacionales de investigación de calidad, competitivas y conscientes de la necesidad de mejorar en materia de equidad de género. No podremos atender adecuadamente los retos asociados con los impactos de la variabilidad y el cambio climático sin observaciones y con capacidades limitadas para desarrollar investigación de excelencia. 

La ciencia de la variabilidad y el cambio climático, y el desarrollo de soluciones para enfrentar la crisis ambiental, deben desarrollarse por y para las personas, con criterios locales, con equidad de género, con consciencia de la importancia del bienestar social, con respeto por nuestra cultura y medio ambiente.

 

Este artículo forma parte del especial 23 voces del cambio climático de El Observador.   Dirigido por Berlioth Herrera. Coordinado y editado por Michelle Soto.

Sobre la autora Voz #20. Ana María Durán Quesada,  docente de la Escuela de Física e investigadora del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental y el Centro de Investigaciones Geofísicas. Coordinadora de la Red Iberoamericana de Mujeres por la Acción Climática.