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La economía de los pobres

Carlos Peña para El Observador Hay un libro muy famoso e interesante llamado Poor Economics (2012), redactado por Abhijit V….

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La economía de los pobres
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Carlos Peña para El Observador

Hay un libro muy famoso e interesante llamado Poor Economics (2012), redactado por Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo, quienes por medio de experimentos sociales y aproximaciones, llegan a varias conclusiones sobre patrones de pensamiento en personas de escasos recursos. Sus patrones de consumo y las formas en que los gobiernos cometen errores a la hora de combatir este, pareciera, eterno mal.

El libro se encuentra disponible de forma gratuita en línea y existen múltiples resúmenes y contrapuntos disponibles.

Los principales hallazgos podría resumirlos en los siguientes puntos de interés:

  • Existe cierta desmotivación social por atender adecuadamente la situación de la pobreza porque pareciera una tarea titánica de solventar. Esto hace que tanto los votantes, los operadores gubernamentales y los mismos beneficiarios de los sistemas de asistencialismo socialismo social no quieran realmente comprometerse a resolver el problema.
  • Los políticos gestan discursos generales sin ser realmente específicos en los problemas por atender. Pareciere ser que tiran discursos generales sin mayor contenido específico.
  • Los países pobres son menos productivos que países ricos por condiciones de clima, suelo y sociales, siendo que la democracia o apertura de mercado no lograrán resolver sus problemas.
  • El exceso de apoyo público por medio de transferencias directas limita la creatividad y automotivación de las personas.
  • Los Estados deben de crear soluciones específicas en sus entornos únicos y no aplicar reglas generales. Por ejemplo, el socialismo escandinavo es imposible de aplicar en Latinoamérica, o el comunismo ruso en partes de Asia.
  • El estado de pobreza es temporal, se puede salir y se puede entrar a él en cualquier momento, no existe tal cosa como la trampa de la pobreza
  • El sistema educativo es aprovechado por aquellas personas de altos recursos que sí materializan sus beneficios, mientras que las personas de escasos recursos ven de tan largo plazo los beneficios de la educación que pierden interés.
  • Las personas pobres no dimensionan cuales son los mecanismos para salir de su condición y se autoconvencen que no hay otro esquema que en el que viven.
  • Los países más desiguales limitan las posibilidades que entre ricos y pobres puedan darse sinergias que permitan a estos últimos desarrollarse económicamente, siendo que en sociedades más iguales existe una transferencia de conocimientos entre ricos y pobres que permite que estos últimos puedan conocer cómo crear, acumular y multiplicar la riqueza.
  • Existen pensamientos de las personas pobres que se vuelven profecías autocumplidas, como que su posición social no puede mejorar, la educación no es para ellos o que el sistema económico no les favorece.
  • Las personas pobres cuando aumentan sus ingresos en vez de comprar bienes de capital o mejorar condiciones que les permitan ser más productivo, caen a adquirir bienes de mayor precio. Por ejemplo; una persona que trabaja en el campo en vez de comprar más arroz y frijoles para poder tener más recursos para toda la semana prefiere utilizar este ingreso extra para adquirir cervezas y sigue sin poder aumentar productividad.

Para reflexionar

Todo lo anterior nos pone a reflexionar sobre las herramientas para las escaleras de movilidad social que debemos de crear.

Definitivamente hay que impactar de forma urgente el sistema educativo para que este genere un marco de pensamiento diferente en sus estudiantes, especialmente en al ambiente de la educación pública.

Los estudiantes deben de ser convencidos que sus capacidades personales son las únicas que importan y es únicamente por medio de estas que su condición actual mejorará.

Desde las entidades públicas deben de existir serios ajustes a sus políticas públicas y aplicar únicamente soluciones específicas que tomen en cuenta entorno, población y recursos locales; olvidarse de las grandes organizaciones internacionales como Naciones Unidas, CEPAL y otras que sólo tienen agendas programáticas generales y no resuelven los problemas individuales locales.

Finalmente, del sector empresarial preocuparse por educar a las personas de la forma y contenidos correctos para crear una cultura más productiva.

En Latinoamérica tenemos muchos recursos pero pareciera que preferimos vivir sin empoderarnos de nuestro entorno y simplemente dejarnos llevar por las circunstancias.

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