Avenida O

“La Niña del Napalm”: protagonista de histórica foto en Vietnam cuenta su historia en Costa Rica

Radicada en Cuba, una mujer de Vietnam se casó y, al volver de la luna de miel en Rusia, aprovechó…

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
“La Niña del Napalm”: protagonista de histórica foto en Vietnam cuenta su historia en Costa Rica
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Radicada en Cuba, una mujer de Vietnam se casó y, al volver de la luna de miel en Rusia, aprovechó la escala de su vuelo en Canadá para escapar y quedarse en Norteamérica.

La historia, por sí misma, es increíble. Pero lo es aún más tomando en cuenta que su protagonista es Phan Thi Kim Phuc, figura central de la histórica fotografía “La Niña del Napalm”.

Más de medio siglo después de la mañana cuando su pueblo sufrió los horrores de la Guerra de Vietnam, la mujer recorre el mundo como activista de paz y con un llamado de esperanza.

En los últimos días, su recorrido incluyó Costa Rica y este es parte del mensaje que compartió.

El día que marcó la historia

Fue un jueves, 8 de junio de 1972, para ser más exactos, cuando la aldea de Trang Bang albergó uno de los momentos más críticos de la Guerra de Vietnam.

Los ataques del día incluyeron napalm, un combustible gelatinoso que por su manera de quemarse profundiza los efectos del fuego en la naturaleza, los edificios y la piel de las víctimas de los ataques.

Entre los afectados, precisamente, estuvo Kim Phuc, que entonces tenía 9 años.

Ella misma recibió el fuego y su ropa se desintegró. Mientras corría en plena carretera el fotógrafo Nick Ut capturó la imagen, que en pocos días se convirtió en un símbolo de la violencia de la guerra que entonces sacudía al mundo.

Ut, que también estuvo de visita en Costa Rica, narró cómo después de tomar la fotografía él mismo llevó a la niña en su carro hasta un hospital. Allí hubo que discutir para que la recibieran.

La historia de la fotografía llegaba hasta ahí. Le dio la vuelta al mundo, ganó un Premio Pulitzer y aún ahora sigue siendo un símbolo.

Pero lo que apenas comenzaba era una larga lucha para la víctima, que terminó dada por muerta.

Rescatada de la morgue en Vietnam

Pese a la crudeza de su historia, en ese momento la niña era una víctima más de los miles que día a día dejaba la Guerra en Vietnam. En medio de las pocas condiciones de ayuda, terminó desahuciada y enviada a la morgue.

Ahí, cuenta, la rescató su padre días después luego de que un amigo médico le permitiera buscarla en el hospital.

Comenzó un proceso de 14 meses de recuperación inicial; seguido de una serie de 17 cirugías que no terminaron hasta 1994, con una última intervención en Alemania.

“Mi recuperación fue larga y muy difícil. Cuando salí del hospital tuve que hacer ejercicios muy dolorosos cada día, por las cicatrices en la espalda y brazo izquierdo”, cuenta ahora la mujer.

Describe como un “milagro” no haber tenido daños en la cara y las manos, así como haber podido correr tras el ataque.

“Me parece increíble cómo los pies no se quemaban”, dijo.

El sueño de ser doctora también tuvo su precio

Las quemaduras obligaron a Kim Phuc a pasar largos años entre médicos, lo que terminó inspirándola a convertirse en una de ellos para retribuir lo que hicieron por ella.

Ingresó a la universidad vietnamita en los 80’s y la época recuerda como le tocó compartir los estudios con el aprovechamiento que el régimen de su país quiso hacer de ella. En las tardes, rememora, la usaban para entrevistas y propaganda contra la guerra que ya había terminado.

Para 1986 llegó la oportunidad de seguir estudiando medicina en Cuba, lo que también terminó opacado entre matices políticos.

“Cuba es comunista y les era más fácil controlarme”, reprocha.

De su paso por la isla ganó dos cosas: aprender el español y el amor. Se casó en La Habana en 1992 con Tohan y emprendieron el viaje de bodas a Moscú, capital de la recién extinta Unión Soviética.

El vuelo de regreso tenía una escala de apenas una hora en Canadá y llegó un nuevo momento histórico para Kim Phuc.

El matrimonio usó el momento para desertar de los regímenes comunistas en los que siempre habían vivido y comenzar, una vez más, su vida en otro país.

El fotógrafo Nick Ut tenía 21 años al tomar la histórica instantánea y aún sigue activo en la profesión (AFP)

Varias liberaciones después de Vietnam

Establecerse lejos de Vietnam y Cuba implicó dejar el proyecto de medicina, lo cual Kim Phuc asegura que quedó compensado.

“Cuando deserte a Canadá tuve que dejar todos mis papeles y estudios atrás. Cambié mi oportunidad de graduarme por una oportunidad de vivir en libertad”, rememora.

“Yo me contentaba con vivir sin un título universitario mientras pudiera vivir mi sueño de ayudar a los demás”, agrega.

Y junto a la libertad física y política, agrega que hubo también un proceso espiritual para separarse de los odios.

“Aprendí que para ser libre yo tenía que aprender a perdonar. Los que me conocen saben que me encanta reír, yo no mantengo odio ni amargura en mi corazón”, enfatiza.

“La lección es cómo perdonar a mis enemigos y armarlos de verdad”, sigue.

¿Cómo quiere que la recuerden?

Aunque por años reprochó la fotografía, Kim Phuc la describe ahora como “un accidente en la historia”.

Aunque pudo morir por las bombas que llegaban a los 1.200°C, su historia -y en parte la de la humanidad- cambiaron gracias a la imagen.

“El mundo estaba impactado, veían una niña inocente atrapada en una guerra violenta”, afirma.

“Fue una poderosa imagen que ayudó a cambiar el curso de la guerra”, continúa.

Cincuenta y un años después, la protagonista pide que la vean como todo en lo que se convirtió: “Como madre, como abuela y como una sobreviviente clamando por la paz”.

Kim Phuc Phan Thi y el fotógrafo Nick Ut expusieron su historia en la Cancillería. Ahí llegó el Cuerpo Diplomático y niños de la Escuela Buenaventura Corrales (AFP)