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Popcorn506 para El Observador
Se acaba de estrenar M3gan, la hemos visto y queremos hablar de ella. Y lo hacemos porque es una película con muchos aspectos interesantes, que pueden dar mucho que hablar y debatir, aunque no resulten especialmente novedosos.
M3gan nos cuenta la historia de Cady, una niña que pierde a sus padres en un accidente de tráfico y queda a cargo de su tía Gemma, que trabaja diseñando muñecos de peluche inteligentes.
Pero, justo cuando Cady entra en la vida de Gemma, esta acaba de desarrollar una muñeca extremadamente avanzada, en inteligencia y autonomía que se llama M3gan y que, rápidamente, se convierte en la mejor amiga de la pequeña.
Tanto es así que, cuando surge algún conflicto o amenaza, la muñeca sale en defensa de Cady y hay muchas personas que la llegan a confundir con una niña de verdad.
Lo que busca la cinta
Seguramente, con esta pequeña descripción, es fácil recordar películas como I Robot, Artificial Intelligence o Child’s Play, que ya suman unas décadas, pero cuya premisa ha quedado grabada a fuego en el imaginario.
Obviamente, no son las únicas similares, pero puede que sean las más famosas. Y sí, M3gan podría pasar por una mezcla de algunos de estos personajes, aunque se queda a mitad de camino.
Pareciera que no es su objetivo ni ser una película de cruento terror, ni tampoco ofrecer un debate social sobre los conflictos educativos o los problemas que puede traer la inteligencia artificial en el futuro.
Los matices
En lo que respecta al primer aspecto, habría funcionado un poco mejor llevando al extremo las situaciones y conflictos en este sentido.
Hay cosas que se nos quedan un poco a medias y que, tal como están planteadas, se van a quedar como cómodas imágenes que puede disfrutar la familia al completo.
Sí, esto es un punto que tantos creadores tienen en cuenta ahora que dejan castradas las posibilidades últimas de la película. Pero el valor de la taquilla y la distribución general es más importante.
Sin caer en ese tono gore y sangriento, podríamos haber esperado una M3gan más irreverente, con la que, sin tener que llegar a un tono de comedia negra, habría dado algo más de vivacidad al conjunto.
Por el otro lado, M3gan tampoco se atreve a profundizar, ni tiene tiempo para hacerlo, en aspectos de mayor relevancia social o, incluso, filosófica.
Y la premisa la tiene, ya que juega con la presencia de una inteligencia artificial que ya es una realidad en el mundo actual. También con otros temas como pueden ser los afectos en los niños, las relaciones familiares o la educación.
Es eficaz
¿En qué se queda M3gan? Pues, sin ánimo de menospreciar, se queda en una película eficaz, que sigue una fórmula al dedillo y que no defrauda incluso a los que saben desde el principio qué es lo que se puede esperar de cada momento de la película.
Porque, para aquellos espectadores que se hayan nutrido cinéfilamente del catálogo de películas de los 80 y 90, esta es una película que sigue un guión muy estándar, sin salirse en ningún momento de las pautas establecidas sobre la ley.
Sí, es cierto que tampoco hay ningún fallo evidente y que el conjunto de la película funciona como un reloj suizo. Pero esto carece de tanto mérito al no haberse atrevido a traspasar unas fronteras convencionales que ya hemos pateado varias veces.
Dicho esto, no vamos a negar que la película está maravillosamente ejecutada desde el punto de vista técnico.
Los efectos especiales, el montaje y el desarrollo de los personajes –aunque previsible– conforman un conjunto muy cohesionado que permite disfrutar de la película sin distracciones y con la mera incógnita de cómo se resolverá.
Lo siguiente, más terrorífico que M3gan, será ver cómo uno de estos robots, muñecos o asistentes humanoides empiezan a tener presencia en casa. Y, para entonces, estos visionados resultarán premonitorios. O no.
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