Tomás Gómez
A los largos debates y polémicas que suelen acompañar a los proyectos antes de que la Asamblea Legislativa los convierta en leyes ahora se está sumando un escollo más, pero ahora en Zapote.
Tanto las leyes votadas como los decretos requieren, obligatoriamente, de la firma presidencial, un proceso en el que la cantidad de pendientes está complicando los avances, admitió este lunes el propio mandatario Carlos Alvarado.
“Tenemos una gran presa tanto en leyes y decretos como para firma de leyes porque hay mucho volumen de cosas”, afirmó.
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Según él, ya están trabajando por poner al día la situación.
“No es que no haya voluntad. Yo estoy a la espera de que lleguen muchas cosas para firmar y avanzar”, agregó.
La firma clave del presidente
Cada proyecto de ley debe pasar en la Asamblea Legislativa por dos debates y según su temática requerir de 29 o 38 votos.
Tras ese paso, el Congreso emite un decreto legislativo donde se remite el texto a Casa Presidencial.
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De ahí sigue un proceso político y legal de análisis donde se estudian los temas de cada proyecto para definir si el mandatario lo ampara con su firma o procede a vetarlo.
En caso de apoyo, una vez firmado el texto se va a La Gaceta para ser publicado y entonces sí, ser oficialmente ley. Si hay rechazo, el plan vuelve al Plenario donde 38 votos podrían garantizar el resello, que deja sin efecto el veto presidencial.
