Desde la columna

¿Qué queremos en Zapote?

Por Paola Otoya No digo quién.  Digo qué.  Lo digo porque el concurso al que nos enfrentamos los costarricenses este…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 3 minutos
¿Qué queremos en Zapote?
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Por Paola Otoya

No digo quién.  Digo qué.  Lo digo porque el concurso al que nos enfrentamos los costarricenses este 3 de abril no es de simpatía; es de modelo país.

Aunque las dos opciones que se nos presentan son ideológicamente parecidas -ambos socialdemócratas amantes del Estado como fin y no como medio para el bienestar- tienen diferencias muy importantes, principalmente de estilo:  Uno tiene vicios de autócrata y gusta alardear de su calculada virilidad defendida por una periodista que durante décadas se posicionó como defensora de la justicia.  El otro, con su impostado tono conciliador, deja un vacío en el corazón que nos hace cuestionarnos si logrará hacer cambios valientes.

Antes del 6 de febrero teníamos otras opciones.  De hecho el 56% de los electores votaron por otros candidatos que asumo consideraron mejores que los dos que pasaron a segunda ronda[1].  En otras palabras: más de la mitad del electorado no quería que Figueres y Chaves fueran los candidatos en segunda ronda, lo que explica el descontento aparentemente general que se siente en la calle, en las redes sociales y en las conversaciones de amigos.  Hoy enfrentamos una dicotomía cruel parecida a la del 2018.  Por esta razón debemos tomar lo mejor de la experiencia de aquella elección para ser más pragmáticos en esta.

Una variable fundamental para tomar una buena decisión es qué queremos promover para el 2026.  Si el candidato con síntomas de autócrata resulta gobernándonos este cuatrienio, ¿hacia qué lado rebotará la opinión pública en la próxima elección?  ¿Tendrá la izquierda latinoamericana el espacio que siempre ha soñado?  Y si el hombre de mundo que conoce mejor a Richard Branson que a doña Lucrecia de Palmar Sur es quien llega, ¿hacia dónde rebotará el electorado en el 26?

Este es mi punto: esta elección no trata de otra cosa que marcar derrotero nacional.  Si hubiéramos querido un cambio serio habríamos elegido a alguno de los que la mayoría consideró mejor, no a los candidatos que según las encuestas tenían chance de ganar.  ¿Queremos el nombre de Costa Rica asociado a los Bolsonaros, Trumps o Erdoganes de este mundo, o lo queremos asociado al respeto de la institucionalidad nadadito de perro tan común en el occidente de hoy?

Sobra decir que quienes se abstuvieron de votar en esta elección tienen mucho que explicar a quienes sí ejercimos nuestro derecho al voto.  Si bien los candidatos que llegaron al balotaje obtuvieron entre ambos un 43,9% de los votos, sólo lograron el 23% de los votos de todo el padrón electoral lo cual, irremediablemente, pone al 77% restante de los electores en el zapato en que estamos.  Enojarte y no salir a votar solo da poder a la tiranía y a una posible revolución que no queremos.

Tomemos nota para las elecciones de entre cuatro años:  en la primera ronda hay que votar por quien creemos que es mejor para conducir el timón de nuestro país, no por quien, no importa sus cualidades, tiene según las encuestas chance de ganar.  Nos lo merecemos como país y como sociedad, no queremos más “grandes finales” en las que no participen los mejores.

Ahora, en segunda ronda, vos podés votar por quien VOS querás entre los dos candidatos que pasaron.  Alguno de los dos va a ser nuestro presidente.  Punto.  Solo hay dos opciones.  Podemos soñar con mejores derroteros y aún así nuestro presidente será Chaves o Figueres… así lo es.  No importa si nos gusta o no, tendremos al expresidente o al exfuncionario del Banco Mundial en Zapote. 

Por eso es que digo que no importa quién porque eso ya lo sabemos: será uno de ellos dos.  Lo que importa es qué queremos: cuál es el norte que vamos a elegir este 3 de abril y que definirá la dirección civil por la que seguirá transitando nuestro país.  Esta decisión no es de cuatro años, es de décadas.

Así que enfocate: esta vez no se trata de un simple cúcara, mácara, títere fue; se trata del derrotero de nuestra amada Costa Rica.



[1] https://www.tse.go.cr/vr2022/#/presidenciales