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Después de la resaca que han dejado los Oscar y con tanta gente hablando de lo que no fue la película, tenemos que mirar adelante. Porque la vida sigue y los estrenos en cartelera también.
Las producciones son como un rodillo, no dejan de avanzar y salir. La semana pasada salió una de las películas más esperadas por algunos fans esta temporada: Sonic 2.
La nueva aventura del erizo azul de SEGA, que ya hace un par de años debutó en la gran pantalla, llegó por fin.
A pesar de estrenarse en un momento extraño, está cosechando buenos resultados. ¿Los motivos de esto? Que es una película de las que necesitamos en estos momentos: sin complejos y muy entretenida.
Un buen sabor de boca
Para explicar las buenas sensaciones que nos ha dejado Sonic 2, tenemos que remontarnos a esa primera entrega del 2020.
Entonces y en un contexto también complicado -no solo por las dificultades en las salas, sino también por la polémica del primer diseño del erizo-, Sonic tuvo un éxito relativo.
Más bien animado por los que habíamos disfrutado del videojuego original que por la película en sí.
Es cierto que algo no terminaba de cuajar, tal vez por la falta de equilibrio entre lo que era el personaje en la película y lo que todos esperábamos ver en homenaje al videojuego.
Pero, aceptando esa falta de poderío, era un filme que se dejaba ver y que nos premiaba, además, con la presencia de un actor de primer nivel, como lo es Jim Carrey, encarnando al malvado Robotnik.
Pero estas grandes fallas de la primera entrega, así como alguna de las otras menores, se ven subsanadas en la segunda.
Queremos decir que, en esta ocasión, la película sí se ve más cercana a lo que era el juego de los noventa. La cinta viene con mucha acción, mucho más dinamismo y también grandes dosis de humor y de aventura. Estas son dos de las características más propias y habituales del entretenimiento en aquella década.
De hecho, se busca constantemente la complicidad con los gamers que ya tienen unos años, que probablemente disfrutaron de los juegos originales y, también probablemente, que estén yendo ahora al cine a verla con sus hijos.
Jim Carrey, genial
Si hay algo que queremos destacar es el genial trabajo de Jim Carrey, que llega a recordar al magnífico actor de un humor tan físico y directo como lo era, también, en aquellos años noventa.
Bueno, un poco posterior al apogeo de Sonic, pero muy cercano, por decirlo así para los que tenemos nostalgia de aquella década.
La conjunción de todos estos factores hace que Sonic 2 sea una película más redonda y eficaz que la primera, y esto también en relación a algunas decisiones que se habrán tomado más desde la dirección que desde la producción.
Entre otras, la de darle más presencia a los personajes animados que, en el fondo, deberían primar casi exclusivamente sobre las tramas de las personas reales.
Estas, de algún modo, parecen imposiciones de alguna esfera superior que no sabe todavía el tiempo y el dinero que está perdiendo con esa elección.
Más allá de esto, parece que tanto la película como los personajes van enfocados a un futuro prometedor, al menos para una siguiente entrega, en la que se confirme el atractivo hacia las nuevas generaciones.
Eso sí, nos quedará la incógnita de saber si este va a pasar a la historia como el último papel de Jim Carrey o si, como esperamos, terminará por retornar a la gran pantalla.
Pase lo que pase, nos conformamos con que la tercera película de Sonic sepa mantener esta frescura tan propia de hace unas décadas y que se ilustre el ritmo y el estilo actual con la estética y el tono de antaño.
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