Blog
Popcorn506 para El Observador
Las posibilidades que se nos abren en las plataformas siguen dando la sensación de infinitud. La cantidad sigue siendo enorme, y la calidad suele mantenerse en niveles muy altos.
Pero, aunque resulte complicado encontrar joyas de originalidad extrema, siguen apareciendo producciones con matices muy interesantes. Y aquí es donde está Special Ops: Lioness, una serie de espías que rompe las normas a las que te has acostumbrado en este género.
La serie nos cuenta la historia de Joe Armstrong, apodada Lioness, que es una agente de la CIA que recluta a mujeres para su programa de operaciones encubiertas.
De esta manera, las reclutas adquieren una serie de habilidades, principalmente sobre combate e inteligencia, y, posteriormente, se les asignan misiones que resultan clave para eliminar las amenazas que existen a nivel de seguridad nacional.
Gran propuesta que nos engancha desde el principio
Lo primero es su capacidad para impactar. Desde el minuto uno. Con una puesta en escena tan cuidada como atractiva, nos quedamos enganchados a la pantalla para ver qué es lo que va a pasar con esas mujeres, qué es lo que nos quieren proponer y hasta dónde nos van a llevar.
Para muchos, puede que la propuesta de un thriller militar, porque no deja de ser eso en esencia, ya esté demasiado manida. Pero el estilo de Taylor Sheridan, creador en el pasado de productos como Sicario y Tulsa King, sigue resultando muy eficaz en la pantalla y es capaz de sostener la tensión y el nivel durante largos periodos de tiempo. No se pide nada más.
De todas maneras, lo hay, aquí hay algo más. Para empezar, esa propuesta más femenina, que puede ser un guiño hacia otros tipos de público no tan predecibles en los géneros bélicos y de acción.
También el toque realista y, a la vez, poco conocido de mujeres que se infiltran en organizaciones terroristas por la puerta de atrás. O, mejor dicho, por la puerta más delantera, a través de un contacto cercano y familiar con las esposas o hijas de los terroristas más peligrosos del orbe.
Esa misma puerta, ese mismo contacto cercano y familiar, que se atreve a un poco más, a un algo menos convencional, es el que nos llega por parte de los protagonistas. A ellos también reconocemos, más allá del frente, como seres tan de carne y hueso que, a pesar de ser héroes en el extranjero, se permiten ser pecadores en el hogar. Y no pasa nada.
Cada capitulo te deja con ganas de más
Al no ser una serie que se haya estrenado de golpe, las dosis de dopamina que nos transmite se van, y valga la redundancia, dosificando, de modo que no terminamos de explotar, como tantas veces aparece en pantalla, pero sí nos tiremos de los pelos esperando a otro capítulo más.
Esa es la gracia de esta serie que, sabiendo a lo que juega, se permite elaborar una estrategia bien definida para que la huella sea más permanente y, a la larga, profunda.
Por su estilo, tan vibrante y dinámico, podría haber tenido un éxito diferente de haberse consumado para formato maratón. Y está bien que haya gente que espere para verla así.
Un elenco de lujo
Pero en este caso, y sin que sirva de precedente, sí defendemos esta elección como el modo más propicio de consumo. Porque, ya lo hemos visto en ocasiones anteriores, ha habido series que merecen mucho la pena y desaparecen de la memoria de los espectadores tan rápido como de las interfaces de las plataformas.
Si con estas defensas no es suficiente, tendremos que jugar las cartas del reparto, empezando por Zoe Saldaña y Nicole Kidman, pasando por Michael Kelly y Morgan Freeman, y terminando en la muy brillante Laysla de Oliveira, que no podría ser la actriz más adecuada para su papel tan protagónico.
Ya resta poco para el final de esta temporada y, honestamente, la echaremos de menos. Han sido varias semanas en las que nos hemos visto acompañados y emocionados por ella, con la gratitud añadida de lo inesperado, porque a pesar de su gran reparto y puesta en escena no ha gozado de gran publicidad. Nos quedamos deseosos de ver qué viene a continuación.
Blog
