Blogs

Super Mario Bros: rebosa entretenimiento, diversión y simpatía

Popcorn506 para El Observador No por repetirnos, sino porque es así. Nos toca hablar de nuevo de una película que,…

Por Blog

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Super Mario Bros: rebosa entretenimiento, diversión y simpatía
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Popcorn506 para El Observador

No por repetirnos, sino porque es así. Nos toca hablar de nuevo de una película que, a pesar de que está dirigida a los más peques de las casas, hará las delicias, grandes delicias, de una generación mayor.

Porque hoy hablamos de la nueva película de Super Mario Bros, ese personaje y ese videojuego que marcó un antes y un después en el sector del entretenimiento doméstico y que puso a la compañía Nintendo en boca de todos.

Es curioso que, sin tener vínculos de producción y distribución, no hace mucho también se estrenó una película sobre otro videojuego que fue crucial para la compañía japonesa: Tetris.

Pero, más allá de tratar sobre videojuegos de los 80 y de Nintendo, estas películas no tienen mucho que ver, ya que su género y tono son muy diferentes.

Varias veces en la pantalla grande

Aquí estamos ante una película animada que nos presenta, prácticamente desde cero, a los personajes y la historia principal del videojuego homónimo.

Es decir, aquí conocemos al fontanero de origen italiano Mario, a su hermano Luigi y, a partir de ahí, el mundo al que acceden para luchar contra las criaturas fúngicas comandadas por el malvado Bowser, que quiere dominar el mundo y casarse con la princesa Peach.

Super Mario Bros

No es la primera vez que estos personajes se trasladan a la gran pantalla, ni a la pequeña.

En los ochenta hubo aproximaciones televisivas, siendo la más popular la peculiar The Super Mario Bros. Super Show!, protagonizada por el antiguo luchador Lou Albano, que mezclaba una parte con actores y también una parte de dibujos animados.

Luego, en 1993, se estrenó una ambiciosa adaptación en la que el encargado de encarnar al bigotudo héroe era nada más y nada menos que Bob Hoskins, al que acompañaba un joven John Leguizamo y contra quienes luchaba un tal Dennis Hopper.

Tres décadas después, aquel intento de blockbuster se ha quedado como una película de culto, pero todos nos quedamos con hambre de algo mejor, algo más a la altura del videojuego.

Super Mario Bros

Y se desborda esta última

Y, por fin, ha llegado. Super Mario Bros es una película que, al igual que lo que nos regalaba el cartucho de la consola de 8 bits, rebosa entretenimiento, diversión y simpatía.

No solo eso. Tal y como sucedía con el juego, los primeros compases son lo suficientemente calmados como para no estresar, pero igualmente sutiles como para anticipar lo que va a venir después, que es una reunión de momentos frenéticos, llenos de acción, humor y emoción.

En otras palabras, creemos que Super Mario Bros tiene un gran acierto, muy bueno de hecho. Esto al lograr desarrollar el personaje desde sus inicios en el juego de Donkey Kong, hasta el de conseguir plasmar la esencia de su propio juego a la gran pantalla.

Y, a la vez, ser capaz de incluir a espectadores de ambas generaciones: los que disfrutamos entonces del personaje y sus aventuras. También a nuestros hijos, a los que muchas veces pilla de nuevo, ver a un fontanero saltando sobre hongos y metiéndose en tuberías, pero que se ven enganchados y entretenidos al igual que lo fuimos nosotros.

Super Mario Bros

Mario es único

Tal vez esto sea posible por la grandeza del personaje y la historia original. Porque, honestamente, Mario era lo suficientemente único y potente como para convertirse en leyenda, para saltar la barrera del tiempo y permanecer durante décadas como referente que supera las modas y se convierte en influencia eterna.

No podemos dejar de mencionar las grandes estrellas en el rol de los principales personajes, el elenco cuenta con actores como Chris Patt, Jack Black, Seth Rogen y Anya Taylor-Joy, solo por mencionar algunos.

Super Mario Bros

Y sí, por si se lo están preguntando, la película también es capaz de conciliar lo actual con lo clásico o, digamos, retro.

El ritmo de la película y el estilo visual son muy actuales, pero sin renunciar a aspectos que se consideran característicos de la obra primigenia.

Es decir, ni aquí va a haber una velocidad pausada en el progreso de las secuencias ni vamos a echar de menos el gusto por los colores vivos y el sentido del humor que deslumbraron en los años 80.

Decimos años 80 tan a la ligera que no somos conscientes de que han pasado cuarenta años.

… y en el futuro

¿Seremos capaces dentro de otras cuatro décadas de ver una adaptación de alguna obra actual con la misma fuerza que ésta?

De momento, nos basta y sirve con pensar que no en cuarenta años, sino en cuatro, es probable que salga alguna otra película a modo de secuela.

Porque conseguir la clave de la adaptación adecuada era lo difícil y ya se ha conseguido. Ahora solo hay que seguir corriendo y saltando.