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22 de abril de 1991: El terremoto que azotó a Limón y sacudió a todo el país

Son pocos los eventos que capturan la memoria de toda una población. Precisamente, hace 30 años ocurrió uno de estos…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 6 minutos
22 de abril de 1991: El terremoto que azotó a Limón y sacudió a todo el país
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Son pocos los eventos que capturan la memoria de toda una población. Precisamente, hace 30 años ocurrió uno de estos acontecimientos. Desafortunadamente, el mismo estuvo acompañado por muertes y desolación.

Al ser las 3:57 p.m. del lunes 22 de abril, un terremoto de magnitud 7,6 azotó a la provincia de Limón y sacudió al resto del país.

El movimiento telúrico dejó como saldo 48 muertos y más de 500 heridos. Aunado a esto, el poderoso sismo dejó daños en el 80% del país. No obstante, la provincia caribeña llevó la peor parte.

Algunas voces de aquel entonces

Para el entonces presidente de la República, Rafael Ángel Calderon, la violencia del evento fue tal que pensó que la Casa Presidencial, ubicada en Zapote, se iba a caer. Así lo confesó en entrevista con El Observador al recordar la fecha.

El mandatario resaltó la gran solidaridad tanto a nivel nacional como internacional para llevar la asistencia humanitaria a las regiones más afectadas.

Mientras tanto, el entonces ministro de Agricultura y Ganadería, Juan Rafael Lizano, recordó algunas de las historias humanas que lo marcaron. Justamente, el exjerarca del MAG fue el encargado de coordinar los esfuerzos de ayuda en la región del Caribe, en los días posteriores.

Según datos oficiales, el costo de los daños ascendió a ¢21.991 millones, de acuerdo al reporte histórico de la Red Sismológica Nacional.

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Escenas de la devastación causada por el terremoto de Limón. (Facebook Costa Rica y su Historia)

El sismo

Conocido en la literatura científica como el terremoto del Valle de la Estrella, la gran mayoría de personas con edades de 35 años en adelante recuerdan exactamente dónde estaban cuando ocurrió el evento.

En el caso del expresidente Calderón (1990-1994), esa tarde se encontraba en su oficina, en Zapote, según recordó.

“Fue algo realmente terrible. Yo estaba en el despacho presidencial. Precisamente, con doña Karen Olsen de Figueres, que era diputada y me había pedido una cita y bueno Casa Presidencial casi se cae.

“Ahí salimos corriendo al patio de atrás. Lo primero que hicimos fue tratar de averiguar los daños. Se sabía que había sido sumamente fuerte.

“Muy pronto, el ministro de la Presidencia, don Rodolfo Méndez, me aborda, me dice que fue en Limón y esa misma tarde se fue para allá. Yo viaje al día siguiente viaje temprano en la mañana”, destacó.

Escenas de la devastación causada por el terremoto de Limón. (Facebook Costa Rica y su Historia)

Ayuda

Al llegar al lugar de los hechos, el entonces mandatario pudo corroborar la ola de destrucción que había golpeado a la provincia limonense. La primera orden que giró fue restablecer la comunicación terrestre entre la capital y la Costa Atlántica.

La otra directriz inmediata fue suplir con diarios a los miles de afectados. En ese sentido, destacó tanto la cooperación internacional como la nacional. En ese sentido, más allá de las instituciones también agradeció la ayuda de la empresa privada.

La movilización social fue tal, que el desastre incluso hizo olvidar otras problemáticas, según recordó. Incluso, destacó que un grupo de sindicatos depuso una serie de protestas para sumarse a los esfuerzos de ayuda.

“Desde Colombia y México enviaron unos aviones con diarios. Yo les dije: ‘Les agradezco mucho, pero lo que ocupo es que me preste el avión’. Nos servían para enviar una mayor cantidad de diarios.

“La gente de Limón estaba totalmente desabastecida. Vi que si no hacíamos algo, iba a haber un problema muy grande de hambre.

“Entonces los aviones iban repletos de comida y agua y se volvían llenos con personas que ocupaban asistencia hospitalaria y ya no cabían en el hospital Tony Facio”, añadió.

Calderón también tuvo palabras de agradecimiento para los gobiernos de Estados Unidos y Nicaragua. Entre ambos, facilitaron una docena de helicópteros que ayudaron a las autoridades a llevar la asistencia humanitaria a las zonas más rurales de Limón.

El expresidente aseguró que, además de la ayuda internacional, contar con un excelente equipo de Gobierno fue vital. El encargado de quedarse en el lugar de los hechos fue el entonces ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), Juan Rafael Lizano.

Escenas de la devastación causada por el terremoto de Limón. (Facebook Costa Rica y su Historia)

Sin descanso

Para el extitular del MAG, si bien la situación fue “muy triste”, esta resultó muy enriquecedora al poder experimentar, de primera mano, la heroica actitud del pueblo limonense en uno de sus momentos más sensibles.

“Logramos salir adelante y es donde ha habido más muertos. Me impactaron varias cosas. Recuerdo al comandante de Limón, que se le había caído la casa y murió un hijo. El me vio y me dijo: ‘Nada hago quedándome aquí. Yo voy a trabajar’ y se fue. Ese tipo de cosas.

“Gente del MAG que nada tenía que ver como don Jesús Hernández, un ingeniero agrónomo, que sufrió quemaduras de tercer grado por estar cargando los helicópteros. Ahí la gente, si no se podía dormir, no se dormía”, recordó.

Para Lizano, además de esa actitud, una mentalidad pragmática fue vital para poder avanzar. Por ejemplo, recurrir a tractores para jalar camiones con ayuda, ya que todos los puentes habían sido destruidos.

También recordó cómo hubo que improvisar la torre de control en el techo del aeropuerto de Limón. Con una sombrilla de playa y un radio viejo, los voluntarios llegaron a recibir en un mismo día, hasta 220 vuelos.

Antes y después

Por su parte, el sismólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), Marino Protti, explicó que este evento sísmico marcó un antes y un después en la comprensión de sismos en territorio costarricense.

“Representa un hito en el entendimiento de la tectónica en Costa Rica. Antes, se consideraba que todo el país estaba sobre la placa del Caribe. Con el terremoto del Valle de la Estrella, llegamos a comprender que la Zona Sur, se encuentra sobre la placa  o bloque de Panamá.

“Entonces, en el Pacífico, tenemos la placa del Coco, que se mete por debajo de la del Caribe, en las cercanías de Nicoya y está, a su vez, lo hace por debajo de la de Panamá en la Península de Osa. Al Sur de Limón se presenta un choque compresivo”, explicó.

Protti recordó que un año antes habían comenzado a instalar una red de observación y medición. No obstante, el equipo científico se había concentrado en el litoral del Pacífico, ya que no se sospechaba que en la costa Atlántica se pudiera llevar a cabo un evento de esta magnitud.

El científico añadió que otra de las enseñanzas ha sido la velocidad con la que chocan las placas de Panamá y el Caribe, por lo que no anticipan un evento de esta magnitud en el próximo siglo.

Siguiendo los patrones históricos se estaría presentaría un terremoto en las cercanías de Bocas del Toro antes de hacerlo más al Norte, como ocurrió hace 30 años.

Precisamente, el movimiento tectónico se registró 36 kilómetros al suroeste de Limón. El epicentro se situó en el Valle de la Estrella con una profundidad de 10 kilómetros.

Miles de casas dañadas

Según el reporte histórico de la Red Sismológica Nacional, aproximadamente 4.452 casas colapsaron y otras 7.869 estructuras sufrieron daños importantes.

“El terremoto de Limón causó daños en un área de 8.000 km2, que incluyó el 80% del territorio costarricense y el 20% del de Panamá.

Los daños y pérdidas más notables ocurrieron en líneas vitales, incluyendo carreteras, ferrocarriles, puentes, puertos y acueductos. En Costa Rica fue necesario reconstruir 309 km de carreteras.

“El efecto más dramático del terremoto, desde el punto de vista geológico, fue el levantamiento de la línea de costa del caribe costarricense, desde Moín, al norte, hasta Gandoca al sur. El levantamiento máximo fue de 1,85 m medido en las vecindades de Limón”, recuerda el informe.

Protti recordó que, en magnitud, el terremoto de Limón fue el segundo más fuerte del Siglo XX, en nuestro país. Solo fue superado por el de Nicoya, en 1950, con una fuerza de 7,7 grados.