Desde la Columna
Luis Carlos Fournier para El Observador
El adquirir una casa es para muchas personas un gran logro personal, y es mencionada como una meta importante en casi todas las listas de objetivos financieros.
Para algunas personas comprar la casa se convertirá en una feliz experiencia y para otras será una fuente de estrés y problemas.
Primero, debemos mencionar que comprar una casa es una de las decisiones financieras más importantes en la vida de una persona y, por lo tanto, no debería tomarse a la ligera.
Desde el punto de vista financiero voy a enumerar algunas cosas que se deben tomar en cuenta durante el proceso de análisis.
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Usualmente, y debido al valor de las viviendas, la compra debe hacerse a través de un financiamiento y por esto una de las primeras cosas que debemos considerar: el porcentaje de nuestros ingresos que se destinarán a hacerle frente al pago de la cuota.
El monto de la cuota dependerá del monto del financiamiento (lo que vamos a pedir prestado) y esto a su vez, del valor de la casa; sabiendo que las entidades financieras suelen financiar entre un 80 y 85% de éste.
Además, debido a que las entidades no suelen financiar el valor total, el monto faltante debe ser aportado por los compradores y en el mejor de los casos debería venir de sus ahorros.
En el mercado existen opciones a través de las cuales la compañía constructora financia la prima, usualmente a 1 año. Lo que puede ser muy atractivo y debe valorarse a la luz de la disponibilidad de fondos para hacerle frente, tanto a los pagos del financiamiento bancario, como a los pagos del financiamiento de la prima.
La recomendación es: mantener los pagos de deudas relacionadas con la compra de la casa por debajo del 30% de su salario neto. Es importante tomar en cuenta que este costo incluirá la póliza de seguro sobre la casa, que será un requisito para la formalización.
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En conjunto con el punto anterior, se deben enlistar todos los gastos no bancarios asociados con la casa. Por ejemplo, el mantenimiento de los jardines, la pintura anual, la fumigación, plomería y electricista, mantenimiento de tanques sépticos si fuera el caso, limpieza diaria, potenciales goteras y otros.
Estos deben incluirse en el flujo de caja y se debe reservar un porcentaje para poder hacerle frente a estos gastos cuando sucedan.
La recomendación suele ser reservar al año entre 1% y 3% del valor de la casa, y se debe ir ajustando conforme va avanzando el tiempo y se van conociendo las condiciones específicas de la casa.
Siempre hay que recordar que conforme avanza el tiempo las reparaciones de techos y paredes pueden ir siendo cada vez más frecuentes. Algunas personas deciden desistir de algunos elementos arquitectónicos que pueden aumentar los costos de mantenimiento con el tiempo.
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Finalmente, y asociado con el punto anterior, también debe considerarse si la casa está ubicada en un residencial o en condominio, ya que tienen costos de operación diferentes.
Por ejemplo, en los residenciales los costos de seguridad suelen ser asumidos por los propietarios que en ocasiones se organizan varios para contratar una compañía de seguridad en conjunto; en el caso de los condominios la cuota condominal suele incluir estos costos junto con los de mantenimiento de las zonas comunes y otras áreas como piscinas o gimnasios.
Estos costos deben se incluidos en el flujo de caja, y siempre tener presente que suelen ser rubros que aumentan con el tiempo y que son difíciles de recortar porque pueden impactar el valor de la propiedad.
En general, el principio que debe regir la decisión de comprar de casa es que el flujo de caja de la familia no se vea afectado por la atención del financiamiento ni por el mantenimiento de la propiedad. Tener presente que los ingresos fluctúan y que los compromisos de financiamiento para compra de casa son de largo plazo.
Luis Carlos Fournier es Administrador de Empresas.
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