Katherine Ulate A.
Este 22 de julio dará inicio la primera etapa de la restauración de la antigua estación del ferrocarril en Quepos, Puntarenas, y con ello comenzará el camino para que esa comunidad de zona rural pueda tener a futuro una biblioteca pública.
La estación es el inmueble número 94 de lo que se conoce como la Antigua Zona Americana.
El proyecto lleva dos años en espera de este banderazo de salida. Y el inicio de esta primera etapa, que está a 12 días de suceder, fue confirmada a El Observador por el Centro de Conservación Patrimonio Cultural, del Ministerio de Cultura y Juventud. Y para la misma se empleará un presupuesto de ₵101 millones.
El proyecto para rescatar el inmueble, ubicado frente a la Marina Pez Vela, fue el ganador del certamen “Salvemos Nuestro Patrimonio Histórico Arquitectónico”, en su edición del 2017 y el mismo está a cargo del grupo de arquitectos Melissa Muñoz Martínez, Natalia Zúñiga Villalobos y Ulises Pérez Araya.
El concurso destinaba al ganador un presupuesto de hasta ₵120 millones por parte del Centro de Patrimonio Cultural. Sin embargo, la empresa ganadora de la licitación empleará un presupuesto de ₵101 millones.
“La municipalidad (de Quepos), en su momento, tenía un espacio dentro de la misma zona americana donde se cumplía como biblioteca, pero se cayó. Entonces, este edificio viene a suplir esa necesidad que ellos tienen”, indicó Oscar Salas, arquitecto de la obra.
Proyecto de dos etapas
El proyecto de rescate de esa antigua estación de ferrocarril consta de dos etapas. La primera está a cargo del área de Patrimonio del MCJ y es esta fase de restaurar las instalaciones. La segunda etapa es la adecuación del sitio para la estadía de la biblioteca de uso público.
El arquitecto Óscar Salas estima que la restauración estará lista en un plazo de tres a cuatro meses, siempre y cuando, las condiciones del tiempo lo permitan. Parte de los trabajos comprenden la recuperación de los cielorrasos, las paredes, ventanas, puertas y pisos,así como del sistema eléctrico y del sistema contra incendios.
La oficina de Patrimonio aclaró que la idea principal es mantener la fachada del edificio y no alterar su estructura. Posterior a esto, la Municipalidad de Quepos deberá tomar las riendas para realizar un proceso de licitación y adecuar el edificio para su uso como biblioteca pública.
“Ya ahí sería la parte de mobiliario, el aire acondicionado y la colocación de un ascensor que en esta etapa no se pudo hacer, entonces a ellos les tocará hacerlo con el convenio que habíamos llegado”, explicó Salas.
De acuerdo con documentos de Natalia Zúñiga, arquitecta que participó en el diseño del proyecto, existen tres principios fundamentales para generar la restauración del lugar: económico, social y el medio ambiente.
“Mediante estos principios surgen diferentes formas de cómo considerar si una edificación propuesta es sostenible”, reza en el proyecto al indicar las razones por las que cobra importancia dar a conocer esta edificación.
“En este momento contemplamos restaurar la originalidad: los espacios originales del edifico, mantener la técnica constructiva final que es en madera, y se le va a incluir una batería de baños para que cumpla con el objetivo de que ahí luego se instale la biblioteca pública de Quepos”, informó Salas.
Edificio con historia
El inmueble fue utilizado entre 1934 y 1938 por la entonces Compañía Bananera de Costa Rica -subsidiaria de la United Fruit Company- para la venta de tiquetes del ferrocarril y procesos administrativos. Esto le permitió ser un punto de encuentro entre los pobladores cuando el banano era el motor económico de la zona.
Sin embargo, para los años 1954 y 1955, la compañía abandonó el lugar y 28 años después pasó a manos de Palma Tica que administró el edificio por 15 años. Trece años después, el inmueble fue declarado patrimonio junto a las 48 edificaciones de la Antigua Zona Americana.
Durante este tiempo, el edificio pasó a manos de la Municipalidad de Quepos quien cedió el inmueble al Ministerio de Seguridad para el funcionamiento de la policía, pero fue desocupado y quedó en abandono al punto del deterioro.
Katherine Ulate A.
Mi curiosidad nació en la música, se desarrolló entre palabras y se alimenta de los acontecimientos. Siempre hay algo que decir, algo que escuchar, algo que informar, pero, sobre todo, algo que cuestionar.
