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Popcorn506 para El Observador
Si Disney no se hubiera hecho con Lucasfilm, no sabemos qué habría sido de todo el universo de Star Wars.
Porque, reconozcámoslo, hace poco más de diez años no daba la sensación de que se fueran a trabajar demasiado las historias y personajes. Muchos fans nos agarrábamos de las películas antiguas con nostalgia y recuperábamos aquellos minutos con una alegría auténtica.
El lado bueno de aquella adquisición ha sido la enorme cantidad de obras que se nos han puesto a tiro, tanto en el cine como en las plataformas de televisión.
No hay descanso, y los personajes e historias que continúan desarrollándose empiezan a ser inabarcables. Y, con esta cantidad, es normal que la calidad no siempre esté a la altura de lo deseable.
Ahsoka, un personaje más clásico de lo que parece
El último regalo que nos han dado a los fans de la saga es la serie sobre Ahsoka, un personaje que muchos conocerán por haber aparecido recientemente en la serie The Mandalorian. De hecho, algunas voces más noveles creían que este personaje era así de novedoso, pero no estaban en lo cierto, al menos en parte.
Y es que es verdad que Ahsoka Tano ya lleva más de una década entre nosotros, aunque sus orígenes están vinculados a la película de animación de 2008, Star Wars: The Clone Wars, y a la serie que se emitió a continuación. Y, por supuesto, fue una de las mejores recurrentes de Star Wars Rebel.
Pero la presencia de Ahsoka Tano en formato de carne y hueso e interpretada por Rosario Dawson le da una profundidad mayor al personaje. Y, si cabe, hasta mayor trascendencia, gracias a la buena actuación de esta actriz que, como nos tiene acostumbrados, hace de la sencillez lo más destacado.
Ahsoka da más de lo que parece
Antes de lanzar las campanas al vuelo, hay que reconocer que las dudas ante la serie de Ahsoka eran legítimas. A pesar del gran acierto de The Mandalorian, ni The Book of Boba Fett ni Obi-Wan Kenobi pudieron mantener la altura del listón, y, como comentábamos al inicio, el exceso de cantidad no siempre es amigo de la calidad.
Con tal escepticismo es con lo que afrontamos el primer play, que se hizo un poco duro y que, entendemos, puede ser complicado de digerir para los que no conozcan nada del personaje y de sus entornos.
A medida que avanza, la serie mejora en todos los aspectos.
La buena noticia es que, con el paso de los capítulos –y ya llevamos más de la mitad de la temporada–, las sensaciones mejoran progresivamente. No solo ayuda el hecho de que los personajes que aparecen empiezan a ser más conocidos y que las tramas se vayan asentando.
El ritmo y las escenas de acción comienzan a ser mucho más contundentes y esto ayuda a ese sentimiento de adicción que, naturalmente, deseamos en todas y cada de las series que iniciamos.
Los personajes
Pero, esos, los personajes, son los que creemos que van a ser la clave en la parte final. Porque, ya lo hemos dicho, la Ahsoka de Rosario Dawson es un gran punto a favor.
Pero también lo son las interpretaciones muy poderosas de Natasha Liu Bordizzo, de Mary Elizabeth Winstead y de Ray Stevenson, principalmente.
Y cuando decimos poderosas, lo que queremos decir es que están llenas de implicación, sentimiento y fuerza. Son personajes magnéticos, atractivos, que tienen carisma y rezuman personalidad. De esos que, aunque no sean reales ni humanos, nos gustan.
A la espera del final
Ahsoka todavía tiene que darnos (al momento de escribir este texto) tres capítulos más de los que esperamos grandes cosas. Y, en el caso de que se cumplan, estamos dispuestos a considerarla una nueva entrada en el olimpo de Star Wars.
Sin querer decir que se pueda comparar a esos gloriosos momentos de The Mandalorian, sí que apostamos porque se termine por configurar como una de las series de referencia de este año. Y, por supuesto, con el deseo de que las mejores coreografías de los sables sigan bailando durante alguna temporada más.
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