Desde la Columna
Dr. Herman Mora Vargas
Cabe preguntarse ¿Qué se desea obtener cuándo se incursiona en el tema de la empresa familiar?
Podríamos sugerir las siguientes propuestas.
- El crecimiento de la empresa.
- El sostenimiento y la trascendencia de la empresa.
- La convergencia armoniosa entre la dinámica de la empresa y la familia.
- La formación de la siguiente generación.
- El sostenimiento del patrimonio de la empresa dentro de la familia.
- La obtención de un protocolo de la empresa familiar adecuado.
Es evidente que este es un asunto aderezado de un gran componente emocional que en su forma más sencilla de explicar lo podemos sugerir como los conflictos que se suscitan en la familia por motivo de discusiones en la empresa. Principalmente conflictos entre el fundador y los sucesores, los sucesores y otros sucesores, o inclusive los miembros de la familia con los gerentes, funcionarios y empleados de la empresa.
El aspecto emocional contiene un trasfondo que debe ser claramente considerado. La emocionalidad debe entenderse como un aspecto a tratar con el propósito de lograr la sobrevivencia de la empresa y la familia, en la medida de la posibilidad, de forma armoniosa. Son muchos los casos conocidos de conflictos en la empresa familiar que genera su liquidación o el derrumbamiento de la familia. Vicisitudes que pudieron haber sido prevenidas con la incorporación de políticas adecuadas de manera preventiva.
El trabajo y la atención de los intereses, anhelos, proyectos y emociones resulta vital para poder generar un manejo sostenido de la empresa y la familia.
Sabemos que, en varias ocasiones, la empresa familiar no sobrevive a la tercera generación. Siendo tan recurrente este fenómeno debemos de preguntarnos porqué ocurre. Por supuesto que es una pregunta que tiene gran cantidad de variantes y componentes. La construcción de políticas y protocolos de la empresa familiar evidentemente colaborarían para evitar los traumas que impiden la sobrevivencia de la empresa familiar.
Al haber mencionado que se anhela la sobrevivencia de la empresa, esto conlleva, como es de suponer, aspectos básicamente de orden financiero, es decir se espera que genere ingresos y obtenga ganancias, a la vez que se espera que la familia sobreviva sin que existan rupturas desgarradoras que con frecuencia producen profundos trastornos.
Debe tenerse presente que trabajar para la empresa es diferente que hacerlo para la familia. En la medida de la posibilidad se deben separar esos dos campos. Una cosa es la familia y otra la empresa. El solo hecho de no permitir discusiones de negocios en las reuniones familiares, o hablar de vicisitudes en la empresa en la mesa de la casa es una regla básica y conveniente.
El papel del fundador y su consejo del fundador resultará de gran valor. Su experiencia, y sabiduría, son insumos beneficiosos para las siguientes generaciones. Pero, por supuesto esto supone un fundador que no se jacte únicamente de éxito de su empresa, de lo arduo de su historia, que narre anécdotas como si se tratara de una gesta heroica, que admita los cambios y acepte otras posiciones, es decir que cuente con prudencia, con frialdad, con humildad y sabiduría para dar el consejo adecuado, en el momento preciso.
El valor de su experiencia se basa en ponderar, en observar, en analizar. En diferenciar el poder del liderazgo.Porque yo soy el fundador…. Las cosas aquí, siempre se han hecho asi. Definitivamente esto supone que el líder deba sobrepasar al resto de la empresa, no hay arrogancia en la sabiduría, ya que la sabiduría implica humildad, conocer sus límites, lo que inclusive conlleva que debamos abstenernos de juzgamientos o dictámenes apresurados, de lanzar sentencias gobernadas por la emoción, de oponernos a toda reforma.
Es natural no dominar otros campos, otras disciplinas, o las nuevas tendencias y especialmente nuevas tecnologías. En cuyo caso no hay duda que tendría que escuchar a los entendidos. Esto no lo hace menos eficiente sino más bien afianza su liderazgo, ya que tomar una decisión con base en recomendaciones bien analizadas, en consejos bien pensados, lo trasforma en sabio.
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